martes, 29 de abril de 2008

DRÁCULA (1958) De Terence Fisher


Un año después del triunfo “Frankensteiano” de la inglesa Hammer, lo lógico era intentar repetir la jugada con el siguiente gran mito popularizado por la Universal. La jugada les salió redonda, el mismo equipo de rodaje trabajó en la filmación de Drácula: renovando al personaje, haciéndolo más fiel a la esencia de la novela de Stoker, asentando definitivamente el estilo Hammer de hacer cine y, lo más importante para la productora, consiguiendo el doble de éxito que con su predecesora.

Christopher Lee era la elección indiscutible para encarnar al personaje. Con su altura imponente, su voz grave y su temible presencia escénica no había otro actor posible al que imaginar en la piel del rey de los vampiros. Su aparición por primera vez en lo alto de la escalera de su mansión mientras retumba la genial banda sonora de James Bernard es inolvidable, dejando claro desde el principio que la época sutil y elegante de Lugosi había quedado atrás. Aunque el Drácula de Lee no deja de ser un “gentleman”, la agresividad animal que le confiere al personaje, así como su capacidad para llenar la pantalla con una sensación de peligro (incluso cuando no esta en escena) no solo le otorga gran parecido a la versión literaria del Conde, sino que sin duda nos ofrece el Drácula definitivo. Por fin le vemos morder y lucir los colmillos chorreando sangre, al fin vemos esos ojos rojo profundo que imaginó Stoker.

Como Van Helsing tenemos a Peter Cushing en otro de sus memorables papeles. Su forma de afrontar el personaje como un erudito de lo oculto mezclado con un aventurero siempre dispuesto a la batalla, ha marcado a los demás actores que han tenido que interpretarlo. El contraste entre su manera pausada de grabar en fonógrafo los datos de sus estudios (como siempre actuando con su cuerpo además de con su rostro y su voz) y la forma en que reacciona al descubrir que el vampiro se oculta en el sótano de la casa donde se encuentra (girando su rostro aterrado y saltando del asiento como una serpiente) dan una idea de la riqueza de matices que Cushing le regaló a uno de sus personajes más míticos.

Terence Fisher se superó a si mismo en este film. El uso del encuadre y los decorados como un elemento más para contar la historia, comenzó aquí a convertirse en su marca de fábrica. Su nervio, sugerencia sexual y violencia inéditas en el género asombraron a un público que volvió a poner el género de terror en lo más alto, acudiendo en masa a ver esta película imprescindible. Los críticos de la época no la soportaron, claro. “Nauseabunda” exclamó un furibundo crítico. Como no, americano.

Christopher Lee interpretaría al Conde en otras seis ocasiones y Peter Cushing a Van Helsing en otras tres. Las películas de Drácula continuaron siendo uno de los filones de la Hammer durante los años siguientes. ¡Ya las iremos comentando!

domingo, 27 de abril de 2008

HAZEL COURT (1926-2008)


Para mi sorpresa (y pesar), después de subir ayer mismo la reseña de "La Maldición De Frankenstein" hoy descubro en los obituarios del periódico que su estrella femenina, la estupenda Hazel Court nos dejó el 14 pasado. Sirvan estas breves líneas y esta galería de imágenes como homenaje a una de las más simpáticas -y carismáticas- divas del horror.

Nacida en Sutton Coldfield, Inglaterra en 1926, Hazel Court era perfectamente consciente de su ejemplar papel en la historia del terror clásico, ya que en todos estos años no había dejado de hacer apariciones en convenciones de cine fantástico, además de contestar todas las cartas de sus fans (lo cual la aleja de Barbara Steele, la "scream queen" definitiva que, sin embargo, reniega un poco de su reputación en el cine macabro). Lo de estrella no es ninguna exageración en el caso de Hazel, teniendo en cuenta que estamos ante una mujer que ha trabajado tanto en la mítica Hammer como en la AIP de Roger Corman. Aunque sus comienzos la vieron convertida en una "Pin Up" de revista e interviniendo en algunos capítulos de la clásica "Alfred Hitchcock presenta..."

Como Elizabeth en el Frankenstein de Fisher

Actriz de cine desde los 18, su gran éxito sobrevino no obstante a los 30 en “La Maldición de Frankenstein” Hammeriana, con Peter Cushing y Christopher Lee ¡como no! Desde entonces alternó más cine para la productora inglesa con las producciones de Poeianas del gran Corman, destacando en “El Entierro Prematuro” y en “La Máscara de la Muerte Roja”. Sus personajes siempre eran mujeres fuertes y ambiguas, de las que no era buena idea fiarse demasiado. El perfecto ejemplo es su divertidísimo papel en la paródica "El Cuervo", en la que interpreta a Lenora la esposa supuestamente muerta del mago interpretado por Vincent Price.

Parece ser que Hazel era también una artista con mucho talento para la escultura y la pintura, en favor de las cuales abandonó su carrera de actriz en los setenta. De hecho estudió en Italia y muchas de sus obras han sido expuestas por toda Europa y se encuentran en algunas colecciones de prestigio.
Descanse en paz.


Imagen promocional de "El Cuervo"


Almuerzo autografiado con Christopher Lee


Otro autógrafo. En este caso de su papel en "La Máscara de la Muerte Roja"

sábado, 26 de abril de 2008

LA MALDICIÓN DE FRANKENSTEIN (1957) De Terence Fisher


¡Y llegó el color! En este periodo de experimentación de finales de los 50 y principios de los 60, la productora británica Hammer hereda a los iconos de la Universal y realiza sus propias versiones de los mismos. El ciclo renueva el género de terror confiriéndole una garra y una violencia que antes tan solo habíamos intuido. Comienza la segunda edad de oro de los monstruos.

Alejándose de las tramas y de la iconografía popularizada por la Universal, el guionista Jimmy Sangster adapta "Frankenstein" con más fidelidad a Mary Shelley, pero también aportando novedades que quedarán unidas a la historia para siempre. Comienzan aquí a desarrollarse todos los temas favoritos que la Hammer desarrolló en sus producciones: La concepción del monstruo como una bestia acorralada, igual de trágica pero de naturaleza más animal que en la Universal, la hipocresía de una sociedad clasista e injusta con los más desfavorecidos, la pulsión sexual sugerida o explícita, el gran colorido de la sangre mostrada sin reservas; todos estos elementos le devolvieron la vida a un género que algunos definían ya como en franca decadencia.

Si en la Universal el Doctor Frankenstein es una víctima de sus inquietudes, la Hammer nos lo presenta como el verdadero monstruo. Un sádico maligno y retorcido que hará lo que sea necesario para lograr sus perversos fines, a través de una magistral interpretación de Peter Cushing, que repetiría en 4 títulos más. Aquí le vemos engañando a su ingenua prometida, robando cadáveres para sus experimentos y matando directamente a una persona para conseguir su cerebro. A pesar de ser consciente de la amenaza del monstruo que ha creado, lo único que le importa es su proyecto, no dándole mayor importancia a los crímenes de su criatura.

¡Y qué criatura! Christopher Lee, como es habitual, borda el papel. Aunque no llegue a la excelencia de Karloff, su monstruo es a la vez patético y aterrador, que incluye una apariencia más fiel a la del personaje de la novela. Uno de los fallos del film podría ser su breve papel, pero será norma en todas las películas de Frankenstein de la Universal que el verdadero protagonista sea el Barón Frankenstein al que Cushing otorga toda la convicción y visceralidad con las que este grandísimo actor afrontaba cualquier papel.

La dirección de Terence Fisher es elegante, atmosférica, irónica y colorista como en todas sus mejores obras dentro del género. Su estilo característico de mover la cámara según las pasiones de los personajes tiene en este film una de sus mejores muestras, aunque logrará superarse a si mismo en el futuro, convirtiéndose en otro de los realizadores básicos del fantástico de todos los tiempos.

El estreno fue un rotundo éxito y permitió a la Hammer seguir explorando los mitos del terror, viendo el filón que acababan de encontrar. Tuvo gran polémica entre la crítica: “The Observer Tribune” la situaba "entre la media docena de films más repulsivos jamás presenciados" y “The Daily Telegraph” la despachaba como un film “Solo para sádicos”. Es curioso como hoy en día vemos la película como un prodigio de elegancia y contención, mientras que entonces se hablaba de ella como si fuera un film gore.

Y proximamente seguiremos con Fisher y la Hammer.

jueves, 24 de abril de 2008

YO ANDUVE CON UN ZOMBIE (1943) De Jacques Tourneaur


Seguimos alejándonos de la Universal y su terror de monstruos, para adentrarnos en los años 40 con la aparición de horrores más psicológicos y de raíces aun más literarias. La RKO fichó en 1942 al productor Val Lewton para desarrollar una serie de aproximaciones al suspense y al terror como respuesta al ciclo de la Universal, que en esta época no hacía más que repetirse en encantadoras, pero reiterativas, secuelas de sus mayores éxitos. Lewton, con gran ojo, fichó al realizador francés Jacques Tourneaur, que comenzó una carrera con “La Mujer Pantera”, de la que hablaremos mañana, la cual le convirtió en uno de los maestros indiscutibles del género fantástico.

Su terror es atmosférico y de sombras. En él, las obsesiones del hombre corriente son más importantes que los eventos sobrenaturales y su empleo del claroscuro es ejemplar: tinieblas, delgadas líneas de luz que tiñen un escenario oscuro… Así como también es fundamental la banda sonora y el ambiente creado con los efectos de sonido.

La película que nos ocupa bebe de diversas fuentes literarias (“Jane Eyre” y “Cumbres Borrascosas” de las hermanas Brontë, por ejemplo), pero parece que la base fundamental fue un artículo de la revista “American Weekly Magazine” sobre Vudú y santería. El misterioso y embriagador ambiente de las Antillas es el escenario al que una enfermera se dirige para trabajar en una oscura casa cercana a una plantación. La mitología local sobre brujos, hechiceros y portales entre mundos comienzan poco a poco a afectarla. Especialmente cuando se dice que la mujer a la que tiene que cuidar, la esposa del dueño de la plantación, no sufre de parálisis mental sino que en realidad es una zombie, o sea, un cadáver sin alma ni espíritu, pero que al ser reanimado puede caminar.

La primera aparición de la mujer cuando llega la enfermera y persigue a esta por el jardín y por unas escaleras, es terrorífica, haciendo aparecer a la infortunada enferma casi como un fantasma. También sobrecogen las apariciones del inquietante guardián del lugar donde los trabajadores realizan sus ritos paganos. Su mirada fija, su parsimonia y sus lentos andares, parecen ya un antecedente de los zombies tal y como los veremos en el futuro cuando George A. Romero realice “La Noche de los Muertos Vivientes” y los ponga en el altar de los monstruos clásicos del cine. La escena en la que la enfermera y su “zombificada” paciente siguen al siniestro portero a través de las plantaciones es genial en su planificación y atmósfera.

Pero la poesía de este film se encuentra en su mayor parte en la relación de amor más allá de la muerte entre la catatónica dueña de la plantación y el amante de esta. El plano final, que no desvelaré aquí, en el que ambos parecen al fin unirse en ese otro mundo del que se nos ha enseñado destellos durante el film, es de una gran belleza lírica. Este y otros grandes momentos de un film poderoso y evocador, confirman la maestría de Tourneaur para emocionar, a la vez que asustar, al público.

sábado, 19 de abril de 2008

LA MUJER PANTERA (1942) De Jacques Tourneaur


Comenzamos con el maestro Jacques Tourneaur. Si en “Yo Anduve con un Zombie”, nuestro director muestra su estilo inconfundible en el que lo enigmático y siniestro es mucho más importante que lo explícito y gratuito, la sugerencia de “La Mujer Pantera” es incluso mayor, convirtiéndose sin duda en el film más simbólico y ambiguo de su autor. Una obra maestra en la que la elegancia y maestría de la puesta en escena, establecieron un nuevo nivel de excelencia para el género fantástico.

Irena (interpretada por la enigmática Simone Simon), una chica extranjera que pasa sus ratos libres en el Zoo dibujando felinos, conoce allí a Oliver, que casi inmediatamente quiere casarse con ella. Y eso a pesar de que Irena parece obsesionada con las leyendas de su país natal, que hacen referencia a las maldiciones de tipo animal que caen sobre los paganos contrarios al rey. La pulsión sexual reprimida de la muchacha así como su compleja y misteriosa psicología, desencantarán poco a poco a Oliver, que volverá sus ojos hacia Alice, su compañera de trabajo. Pero Irena no va a tolerar que se traicione su amor maldito.

Aquí los monstruos habitan en la mente, como parece sugerir la escena en el psicólogo (magistralmente iluminada en claroscuro, como podéis apreciar en la fotografía). Y es que, ¿Es Irena una mujer pantera o solo una perturbada con demonios en la mente? La película deja pistas y simbolismos sobre ambas posibilidades sin parecer decantarse por ninguna. Al igual que en otras obras maestras del suspense (como “Vértigo” de Alfred Hitchcock), el final nos deja más preguntas que respuestas. Las escenas de supuestas transformaciones, por ejemplo aquella en la que Irina merodea en torno a Alice mientras ésta se baña en la piscina, están resueltas con sombras que se mueven y rugidos de fondo. Tanto podría ser que Irina usa a la pantera del zoo (cuya llave de la jaula se deja siempre puesta el olvidadizo encargado) como que ella misma se transforma en la bestia que, de todas formas, habita metafóricamente en su interior. El espectador decide.

La película fue todo un éxito de taquilla que le quitó espectadores nada menos que a “Ciudadano Kane” de Orson Welles, también de la RKO. Ello propició el rodaje de una interesante secuela llamada “La Venganza de la Mujer Pantera” de Robert Wise y Gunther Von Fritsch (de la que ya hablaremos) e incluso una mención de la película en la excelente “Cautivos del Mal” de Vicente Minelli. También existe un remake llamado “El Beso de la Pantera” (1982) del gran cineasta Paul Schrader y con Nastassja Kinski de protagonista, aunque la verdad es que no guardo un buen recuerdo del mismo.

Aún no he tenido oportunidad de ver “The Leopard Man” ,otra incursión en el terror "felino" del binomio Val Lewton/Jacques Tourneaur. Pero mañana disfrutaremos de otra película imprescindible del genial director y comentaremos un poco su relación con el señor Lawton.

viernes, 18 de abril de 2008

EL HOMBRE LOBO (1941) De George Waggner


“Caminaste por un sendero de espinas, pero no fue culpa tuya.”

Aunque la Universal ya había probado el tema de la licantropía con “El Lobo Humano”(1935), es gracias al film que nos ocupa que el hombre lobo pasó a ser otro de esos famosos monstruos de la pantalla grande por el que no pasan los años. El éxito de esta película propició la aparición del trágico Larry Talbot, interpretado por Lon Chaney Jr. (de verdadero nombre Creighton) en tres películas más. El director fue George Waggner y el film se benefició de un excelente guión de Curt Siodmak, uno de los más reputados autores de ciencia ficción de la época. Como actores secundarios hay que destacar al magnífico Claude Rains interpretando al padre de Talbot y como el gitano de la feria que araña a Larry y le contagia la maldición del lobo tenemos ni más ni menos que a Bela Lugosi, en uno de sus últimas apariciones como estrella invitada antes de caer en su lamentable declive.

“El hombre lobo” tiene una estupenda estructura cambiante. Desde el comienzo con Larry Talbot volviendo a la campiña inglesa para ver a su padre en una atmósfera de alegría, junto a sus coqueteos amorosos con Gwen, pasamos de improviso a la siniestra feria en la que el gitano que interpreta Lugosi se transforma en lobo y mata a la amiga de la chica protagonista y, antes de morir a manos de Talbot, araña a este, condenándolo a una vida de tragedia rondando por las noches convertido en licántropo y dañando a aquellos que más ama.
El maquillaje de Jack Pierce una vez más hizo historia, presentando el look clásico de este monstruo, aunque muchos opinan que tiene más rasgos de jabali que de lobo. Los rudimentarios efectos especiales de la transformación de Chaney Jr. maravillaron a un público ávido de emociones fuertes. Y la atmósfera opresiva y misteriosa del bosque está magníficamente conseguida, gracias a la utilización de la niebla artificial que cubre los pies de los protagonistas. Es la primera vez que se usaba este efecto en un film de terror y aún hoy en día se copia hasta la saciedad. Todas las escenas en el bosque, así como las que incluyen a la actriz María Ouspenskaya (como la gitana Maleva) son magníficas. Podríamos hablar casi de una grandísima película si no fuera por un detalle fundamental.

En cuestión de gustos no hay nada escrito, pero en mi opinión Lon Chaney Jr. era un actor bastante mediocre que conseguía convertir cada uno de sus papeles en un recital de sosería y aburrimiento. “El hombre Lobo” es una muy buena película en la que Chaney Jr. (que desde luego no heredó nada de su padre, el magnífico Lon Chaney) no acaba de encajar. El hecho de que diera popularidad al mito del hombre lobo le convirtió en un actor muy querido por los aficionado al terror y no niego que sea una presencia entrañable. Pero en cuestión de talento, pienso que el pobre Lon hijo dejaba bastante que desear.

Y no obstante, estamos hablando de una película muy recomendable en su calidad y por supuesto mítica. La piedra angular del cine de hombres lobo.

jueves, 17 de abril de 2008

LA MOMIA (1932) De Karl Freund


“Estamos vivos. Viviremos otra vez. De variadas formas volveremos”

De nuevo Karloff y de nuevo otro de esos grandes papeles que le convirtieron en el actor más famoso del terror clásico. Su éxito como el monstruo de Frankenstein propició la firma de un contrato de siete años con la Universal, que en esta ocasión adaptó, renovó e inmortalizó en cine el mito de la momia. Karl Freund, llegado a la Universal desde el expresionismo alemán y director de fotografía de “Drácula” se encargó de la dirección. Los antecedentes literarios sobre este asunto eran más bien escasos reduciéndose a un par de cuentos de autores de gran prestigio como “Lote nº 249” de Conan Doyle o la “Breve discusión con una momia” de Poe. La egiptología y el descubrimiento de vestigios arqueológicos de hace más de 3.000 años, era un tema candente en la época del rodaje de la película, entre otras cosas por el descubrimiento diez años antes de la tumba de Tutankhamon. La popularidad de esta temática y lo sugerente de su leyenda,incluyendo maldiciones que perseguían a los que se atrevían a perturbar el descanso de los faraones (algo que aprovecharon las revistas "pulp" de entonces), fueron el caldo de cultivo para que la Universal diera vida a un nuevo monstruo icónico del horror cinematográfico.

Y para no variar, nos encontramos con un monstruo trágico y profundamente humanizado. Karloff es In-Ho-Tep, cuya momia es resucitada en 1921 por el descuido de uno de sus descubridores. El joven, intentando descifrar el pergamino hallado en el sepulcro, recita el conjuro necesario para devolverle la vida al difunto milenario en una escena de gran sobriedad pero que provoca una gran inquietud aún hoy. Karloff, con un perfecto maquillaje una vez más a cargo del mago Jack Pierce, abre los ojos y deja solo el rastro de polvo y vendas en el lugar donde antes reposaba su cuerpo. Pasan unos diez años y encontramos a la momia convertido en el maligno sacerdote Ardan Bey, dispuesto a todo por encontrar la tumba de la princesa Anck-es-en-Amon, y hacerla resucitar a través de la bella Helen, hija del gobernador de Sudán y reencarnación de la propia Anck-es-es-Amon.

Esta búsqueda es debida al amor eterno que Im-Ho-Tep siempre ha sentido por ella y que fue la causa de que lo enterraran vivo en el antiguo egipto, un castigo por haber robado el pergamino de Thoth que devolvería la vida a su amada. “Nadie ha sufrido lo que yo sufrí por ti” le dice a Helen en la época actual. Y aunque Helen muestra síntomas de ser realmente la reencarnación de la princesa egípcia (en una escena comienza a hablar el idioma antiguo de la tierra de las pirámides), rechazará al hombre que ha sufrido tormento durante 3.700 años para echarse en los brazos de un petimetre. Sus motivos son tan comprensibles para el público como los del monstruo de Frankenstein y la simpatía que provoca también es pareja.

Sin embargo, como dice Helen al final: “Lo siento, pero tu lugar está entre los muertos”, epílogo que nos recuerda el de “La Novia de Frankenstein”. De nuevo el monstruo es más una amenaza para sí mismo que para los demás.

"LA PARADA DE LOS MONSTRUOS" (1932) De Tod Browning


“Ofende a uno y los ofenderás a todos.”

Pocas veces se tiene la oportunidad de hablar de “perfección” en referencia a una película, pero cualquiera que haya disfrutado de la inolvidable “Freaks” que hoy nos ocupa, podría hacerlo sin reservas.

Como respuesta al éxito de los films de terror de la Universal, la productora Metro Goldwyn Meyer, a través del productor Irving Thalberg (el cual de hecho había trabajado para la universal) se dispuso a intentarlo con el género que tantos dividendos les estaba reportando a dicho estudio. A traves de Tod Browning, verdadero arquitécto del género de terror tal y como lo conocemos hoy, el proyecto salió adelante con relativa velocidad. En 1931, Browning y su actor fetiche Lon Chaney deseaban trabajar de nuevo con el pequeño Harry Earles, el enano con el que rodaron “The Unholy Three”, película que les había reportado gran éxito. El propio Earles sugirió el relato “Spurs” del mismo autor que aquella.

El ambiente circense y de feria ambulante del relato enamoraron a Browning y Chaney (que habían ya rodado varias películas ambientadas en tal escenario, y el propio Browning había formado parte de un circo) y si no hubiera sido por la prematura muerte de Chaney a consecuencia de cáncer de pulmón, el mítico actor hubiera formado parte del proyecto. Decidieron seguir adelante y se terminó el guión. Cuentan que Irving thalberg se echó las manos a la cabeza al leerlo y dijo “Bueno, pedí algo horrible y supongo ke ya lo tengo”. De hecho, se pensó en la estrella Mirna Loy para el papel de la malvada trapecista Cleopatra, pero Loy se asustó al leer el guión y tuvo ke suplicar a Thalberg para ke no la obligara a hacerlo, siendo sustituida por Olga Baclanova. Al final se decidió que no hubiera grandes estrellas en el film, beneficiando su descarnado realismo.

De nuevo el lirismo y lo grotesco van de la mano en esta obra de arte. La ternura y el lirismo con el que Browning retrataba a los monstruos de feria (todos ellos reales y no actores) se hicieron más patentes que nunca. Hermanas siameses, hombres sin brazos ni piernas, esqueletos humanos, enanos, etc. Todos aparecen en su contexto vital de forma perfectamente natural, formando una sociedad unida y que devolverá con creces el dolor que los “seres humanos” les provoquen. Aquí la verdadera deformidad es la del alma,las maquinaciones de la trapecista Cleopatra y el forzudo Hercules, los cuales lamentarán haber hecho daño a uno de sus miembros.

Dicen que una mujer salió corriendo aterrorizada del cine en el estreno en Chicago, que otra tuvo un aborto durante la proyección y demandó a la productora. ¿Realidades o trucos publicitarios? El caso es que la moralidad y la censura comenzaban a imponerse en Hollywood durante esta época y el escándalo fue mayúsculo. El estudio decidió que aquello era demasiado y retiró la película de los cines tras su estreno en Nueva Cork (verano 1932). Durante tres décadas permaneció prohibida en muchas partes del mundo. En los años 60, los nuevos movimientos transgresivos y de contracultura reivindicaron esta maravilla devolviéndola a donde merecía, logrando un gran éxito en el festival de Venecia de 1962. Por desgracia Browning murió ese mismo año.

Volveremos a esta joya indiscutible del séptimo arte más adelante. Por ejemplo contando anécdotas de la vida de todos los freaks que intervinieron en el film.

miércoles, 16 de abril de 2008

RESEÑA:"LA NOVIA DE FRANKENSTEIN" (1935) De James Whale

Aunque se quedan un par de películas importantes entremedias, pensé que era mejor seguir la continuidad temática antes que la cronológica y enlazar con la siguiente película de la saga Frankenstein de James Whale vía la Universal. Y más tratándose de este clásico inmortal.

“Si no pueden sentir amor por mi, sentirán miedo”

Frankenstein. Mary Shelley.

Carl Laemme Jr., director de la Universal por aquel entonces, llevaba tiempo acariciando la idea de una secuela para su gran éxito “Frankenstein” y en cuanto tuvo oportunidad, volvió a dejar el proyecto en manos de James Whale, el cual se destapó con una segunda parte más personal, en la que su faceta de autor se impuso, consiguiendo por tanto un film superior en todos los aspectos al primero. Más poético, más terrorífico y también más divertido. Con una reflexión más profunda sobre la contraposición vida/muerte y la fina línea que separa ambos conceptos. En definitiva, un film redondo por el que no pasan los años.

En la novela de Shelley, la criatura le pide una compañera a su creador. Una mujer con la que aliviar la terrible soledad que ha sufrido desde que comenzó su vida, una vida que jamás pidió. En esa anécdota se basa tan acertadamente este nuevo filme, que comienza con un genial guiño a la autora original, presentándonosla junto a su marido el poeta Percy B. Shelley y al amigo de la pareja y también poeta Lord Byron, que pide a Mary que les relate la continuación de la aterradora historia de Frankenstein (“¡Cuéntanos tus infiernos, mientras el cielo brama!”). Este prólogo podría considerarse también un tributo a la memoria de la autora después del estropicio de los creditos del anterior film, en los cuales se atribuía la novela original… ¡al poeta Shelley, marido de Mary!

Lo que sigue es inolvidable. Tenemos otra interpretación antológica de Boris Karloff como la criatura, la cual sigue aquí su trágico proceso de aprendizaje. Tras conocer la amistad en compañía de un solitario ciego (que incluye momentos de gran emoción y con sentimentalismo ñoño cero) y la verdadera maldad en la figura del Dr. Pretorius (gran personaje, que merece un fotolog aparte), finalmente le es concedida la posibilidad de amar a alguien y encontrar la paz. Y todo se viene abajo cuando, una vez más, es rechazado. No hay esperanza para el que ha nacido marcado por la tragedia.

El gran hallazgo del film es el personaje de “la novia”, interpretado por Elsa Lanchester. La cual, con solo unos pocos minutos de presencia en escena consigue maravillar al público y convertirse en otro de los iconos incontestables del género que nos ocupa y del cine en general. Igual que en la anterior película la escena del monstruo y la niña se convirtió en algo tan emblemático como la falda levantada de Marilyn, o Chaplin con su bigote y su bastón, de igual forma la apariencia de la novia de Frankenstein es una de las imágenes fílmicas imborrables de la conciencia colectiva. La propia Lanchester interpreta también a la escritora Mary Shelley en el prólogo que antes comentábamos.

A destacar, aparte de la soberbia escena final, momentos como la persecución a la criatura por parte de los inevitables piquetes del pueblo (algo recurrente en este tipo de films a partir de la anterior película), todas las escenas con el ermitaño ciego, la conversación entre Pretorius y el Dr. Frankenstein en la que el primero le enseña sus experimentos con homúnculos y, en definitiva, todo.

Imprescindible.

RESEÑA: "FRANKENSTEIN" (1931) De James Whale.


Nos situamos un año después del éxito de “Drácula” de Tod Browning, la Universal se da cuenta de que el cine de terror parece una apuesta de futuro bastante sólida y por eso invierte un presupuesto bastante más holgado (aunque tampoco de gran super-producción), para la siguiente incursión del estudio en el naciente género. Se trata de la adaptación de “Frankenstein” de Mary W. Shelley, una de las mejores novelas góticas que dio la literatura a comienzos del siglo XIX. Shelley, pionera del feminismo y cuyo padre William Godwin, fue uno de los primeros teóricos del anarquismo, no pudo evitar infundirle a la obra todos los conceptos políticos y sociales que bullían en su cabeza. Los temas universales de esta obra capital –la corrupción de la sociedad civilizada, el crecimiento de un ser puro, casi infantil, en un mundo hostil, el peligro de la ciencia descontrolada–, los encontramos en esta película casi perfecta del realizador James Whale.

Dado que la idea era repetir la estupenda acogida de “Drácula”, el estudio se propuso darle una solución de continuidad al nuevo proyecto. Repitieron técnicos, adaptador (John Balderston), actores (Dwight Frye, Edward Van Sloan, en papeles muy similares a los que desempeñaron en el film de Browning) y también se basó en la obra teatral que por entonces giraba en los teatros antes que en la novela original de Shelley.
De hecho, la idea principal fue que el mismísimo Bela Lugosi diera vida a la desdichada criatura de Frankenstein, papel que rechazó por su negativa a actuar con máscara (De esta anécdota hablaremos más adelante con más detalle, incluido el de que años después, el gran Lugosi cambiaría de opinión y se pondría el maquillaje y los tornillos del monstruo). Una vez desestimada la intervención del actor húngaro, Whale le ofreció el papel a un amigo suyo también inglés. Un secundario visto en películas de gansters de nombre real William Henry Pratt, que alcanzó la inmortalidad con el sobrenombre de Boris Karloff.

Más que ningún otro género, el terror clásico dependía enormemente del nivel de sus actores. Y con Karloff volvió a darse en la diana. El nacimiento de uno de los más grandes iconos del horror se dio en esta magnífica película. Su interpretación del monstruo, llena de poesía y patetismo, no solo conmovió al público de varias generaciones sino que se convirtió en un referente ineludible. La escena que abre esta reseña, el monstruo en su encuentro con la inocente niña de las flores, es una de las más simbólicas de la película. No es solo bella y horrible a la vez, sino que su descarnado lirismo resume el principal mensaje del film, la imposibilidad de encontrar en nuestra sociedad la belleza y la bondad que el monstruo no encuentra en si mismo. Y la tragedia de su destrucción al encontrarla.

Se podría hablar durante horas de todo lo que encierra la película. De la belleza cromática de su fotografía, totalmente artística, de las innovaciones en el plano técnico, de su sutil ruptura con el cine políticamente correcto de la época… Sí, podria hablarse mucho sobre esta obra.

¡Y lo haremos!

martes, 15 de abril de 2008

RESEÑA: "EL FANTASMA DE LA OPERA" (1925)


“¡Sacia tus ojos! Inunda tu alma de mi maldita fealdad”

Y Seguimos con el cine mudo. Como comentamos en la reseña de "Nosferatu", la Universal Pictures heredó el legado técnico expresionista y comenzó poco a poco a realizar experimentos similares al tenebrismo alemán. Aunque anteriormente había obtenido un buen logro con “El Jorobado de Notre-Dame” (que ya comentaremos), se puede decir que su primer gran film de terror es “El Fantasma de la Ópera” adaptación de la celebérrima novela de Gaston Leroux y en la que Lon Chaney, el primer icono del terror y el mejor actor mudo de la época (y uno de los mejores de todos los tiempos) estremeció a la audiencia con una interpretación que helaba la sangre. Y es que ese rostro obra del propio Chaney, pionero de los efectos de maquillaje además de actor, entró en el inconsciente colectivo como una de las más pavorosas representaciones del horror fílmico.

La película contó con un elevadísimo presupuesto para la época y la dirección de Rupert Julian en la mayor parte del metraje, porque fue posteriormente sustituido por Edward Sedgwick debido a las desavenencias del primero con el actor. De hecho, el propio Lon rodó algunas escenas. El perfeccionismo del intérprete le llevó a hacer diferentes pruebas de iluminación con varios maquillajes hasta conseguir el más efectivo en pantalla. De todas estas innovaciones se contagió la película, que incluso ¡¡incluyó escenas en color!! El colorido baile de salón en el que el fantasma aparece disfrazado, se muestra teñido de un primitivo tecnicolor que otorga gran luminosidad a la escena.

La atmósfera en America antes del estreno era de una gran excitación en la prensa y en la calle. El aspecto de Chaney fue guardado en secreto hasta la mismísima primera proyección del film y el público, conocedor de los extremos a los que solía llegar el actor en sus caracterizaciones, no paraba de hacer cábalas sobre lo que se les venía encima. De hecho, una frase popular de la época era “No pises esa araña, ¡Podría ser Lon Chaney!”. La espera surtió efecto. Hubo gran cantidad de gritos y desmayos en la platea en la escena en que Christine le arrebata la máscara a Erik, el fantasma, mostrando su descarnado rostro.

La película no solo se benefició de una interpretación sobrenatural del protagonista. El ambiente romántico de los sótanos de la Ópera de Paris, con sus mazmorras, puertas y pasadizos, dibujó un tapiz lleno de sombras y tenebrismo que realmente conseguían introducir al espectador en la historia del desfigurado Erik, el músico caído en desgracia que se oculta bajo el teatro más lujoso de la ciudad y cuya única aspiración es darle a su amor Christine, la exitosa carrera que merece. ¡Aunque tenga que matar y destruir parte del teatro para ello!

Volveremos a este film y, sobre todo a Chaney más adelante.

RESEÑA: "NOSFERATU" (1922) De Friedrich W. Murnau.

Vamos a empezar el recorrido con un repaso introductorio a algunas de las más famosas e influyentes cintas del género que nos ocupa. Hablaremos con mayor extensión de todas estas joyas en el futuro, pero ahora recordémoslas brevemente a través de estas pequeñas reseñas que aportan información y algunas famosas anécdotas de los clásicos imprescindibles de cada periodo.

NOSFERATU—Eine Symphonie Des Grauens (1922)

"Pasado el puente, los fantasmas salieron a su encuentro."

Con esta frase, el personaje Harker (o Hutter, en la versión alemana) y los espectadores entramos en el territorio del Conde Orlock, en la que es la primera gran película de terror de la historia, dirigida por Friedrich W. Murnau. Estamos en los comienzos de la historia del celuloide y se trata de una obra maestra del expresionismo alemán, movimiento intelectual caracterizado en cine por obras como “El Gabinete del Doctor Caligari” o “El Golem” y cuyas sombras, decorados y efectos fueron fundamentales para el nacimiento del cine de terror posterior. De hecho, muchos de los profesionales y técnicos de esta escuela alemana acabaron trabajando en Hollywood y aportando sus innovaciones fílmicas para hacer inmortales a Frankenstein, el hombre lobo y demás iconos del género.

La historia del rodaje no está exenta de curiosidades. Es bien sabido que “Nosferatu” es la primera adaptación fílmica de “Drácula” la
gran novela de Bram Stoker, pero cambiando nombres y localizaciones con la intención de evitar pagar derechos de autor. El tiro les salió por la culata porque Florence Stoker, la viuda del escritor les llevó a juicio y ganó el caso, por lo que una gran cantidad de copias de la película fueron destruidas. Sin duda nos habríamos perdido esta obra maestra de la historia del cine de no ser porque algunos proyeccionistas guardaron algunas copias para uso privado, permitiendo la supervivencia de este gran clásico.

“Nosferatu” presenta un retrato del vampiro totalmente emparentado con el de la literatura y el folklore del que surgió. Aquí no hay glamour ni problemas existenciales, sino que el conde Orlock es un monstruo parecido a una alimaña cuyo único interés es propagar su epidemia (relacionada con la peste que viaja con él en barco hasta Bremen) y que aparece más como un fantasma dañino que como el seductor refinado que nos venderán años después. La interpretación de Max Shreck es hipnótica y repulsiva a la vez, dando lugar a todo tipo de leyendas dado que se rumoreaba que de este actor nunca más se supo. No faltan quienes cuentan historias sobre que el propio Murnau caracterizado fue el verdadero
Conde Orlock o incluso ¡que se trataba de un vampiro auténtico! Posibilidad con la que juega el film “La Sombra del Vampiro” (2000) que relata el rodaje del film en clave de ficción.

El mundo de Orlock es oscuro y lleno de sombras que se mueven, ratas propagando enfermedades y la figura concreta o incorpórea del propio Conde, que en su amenaza repulsiva en algunos momentos y casi invisible en otros, es una perfecta representación de los contagios, del dolor y de los miedos del ser humano. Del mal, en definitiva. Una alegoría sobre el horror que algunos consideran la mejor adaptación de Drácula jamás realizada.

Y sus motivos tienen.

domingo, 13 de abril de 2008

LAS PUERTAS CHIRRÍAN DE NUEVO...



“Bienvenido a mi casa. Entre libremente, por su propia voluntad y deje parte de la felicidad que trae”
Drácula. Bram Stoker.

Saludos, amantes del terror más clásico. La casa encantada abre de nuevo sus puertas para regocijo de vampiros, fantasmas, hombres-lobo y criaturas varias de este y el otro mundo.

Comencemos con unos breves datos autobiográficos a modo de presentación: Hace un par de años, Haunted House fué inaugurada. Concretamente en un fotolog del mismo título, que comenzó con este texto:

Aquí comienza un recorrido por el escalofrío más clásico, la tensión con más encanto, el cine de terror y fantástico más elegante y a la vez visceral de la historia. El origen de todo.

En estos tiempos en que el celuloide terrorífico depende cada vez más de efectos de ordenador y sustos fáciles, es hora de regresar a tiempos en los que era más importante la atmósfera que la hemogoblina. Un periodo mítico de la historia del cine en el que lo que primaba era la imaginación y la sugerencia, y donde el carisma de los actores era suficiente para provocar el pánico en la asombrada platea. Decorados minimalistas, susurros, sombras, un levantamiento de ceja, una mirada magnética… estamos lejos de los recursos histriónicos del cine de terror actual, nos encontramos en la edad de oro del cine fantástico-terrorífico y el recorrido será especial, divertido y escalofriante a la vez.


En nuestra andadura, repasamos los clásicos más imperecederos de la historia del cine macabro así como las bases literarias de los mitos. Hablamos largo y tendido sobre las estrellas del género (nuestros adorados Karloff, Lugosi, Chaney, Cushing o Price no faltaron) y recordamos como nacieron los proyectos, reacciones curiosas del público de la época y las más sabrosas anécdotas en el rodaje de estas grandes películas. Así como intentamos rescatar del olvido algunos films de menor éxito pero igual importancia, y por supuesto también nos reimos con algunas cintas decididamente mediocres pero poseedoras de un gran encanto.Ese encanto que echamos tanto de menos en gran parte del cine de terror actual. El fotolog tuvo buena aceptación y gozó de buena salud hasta que, por circunstancias ajenas a nosotros tuvo que ser abandonado y se perdió en el limbo de los espiritus errantes.

Hasta ahora.
Todos los artículos y las fotos que fueron eliminadas de la anterior página seran subidas aqui de nuevo, para que no se pierdan y cuando dicha tarea (digna de un forzudo de circo estilo Tod Browning) esté concluida, continuaremos con nuevos artículos, las habituales reseñas, nuevas biografías de nuestros actores y actrices favoritos y demas reportajes relacionados con nuestro campo de estudio. Dicho campo se limita a las producciones de comienzos del siglo XX hasta finales de los años 70.

Como dije al principio, ¡Bienvenidos! De nuevo a los viejos amigos y por primera vez a los nuevos. El recorrido será escalofriante, divertido y lleno de interes, así que coged la vela, apartad las telarañas y bajad a la cripta.

El viaje empieza ahí.

Ygor.