domingo, 11 de mayo de 2008

SUSPENSE (1961) De Jack Clayton.


Con este absurdo título se estrenó en nuestro pais una de las más grandes obras maestras del cine de terror sobrenatural de todos los tiempos, de nombre original “The Innocents”. Un referente en el que se han tenido que mirar todas las película sobre fantasmas y el subgénero de casa encantada y que sigue siendo tremendamente influyente en la actualidad.

Sin duda es la versión fílmica perfecta del que está considerado el mejor relato de fantasmas jamás publicado, “Otra Vuelta de Tuerca” de Henry James. Un estudio fascinante y ambiguo sobre las nefastas consecuencias que puede provocar una obsesión y, sobre todo, la represión (sea sexual o de cualquier tipo). Un relato provoca escalofríos por su atmósfera y sus elementos inquietantes, sin necesidad de sangre ni espectaculares apariciones fantasmales, cosa que la película sigue a rajatabla en un magnífico guión del reputado escritor norteamericano Truman Capote, puesto en elegantes imágenes por el cineasta Jack Clayton.

Una institutriz (genial interpretación de Deborah Kerr, otra estrella que nos dejó el año pasado) llega a una mansión para cuidar a un niño y una niña. Dos criados anteriores que fallecieron parecían despertar una extraña fascinación en los dos infantes y su enfermiza influencia parece impregnar toda la casa. Mientras la institutriz va poco a poco descubriendo los hechos del pasado, empieza a notar extraños comportamientos por parte de los niños, como si las almas de los dos criados quisieran poseerlos. El asunto termina de revelar su cara más terrorífica cuando ella comience a ver lo que parecen ser los fantasmas de aquellas dos personas, que sin embargo nadie más en la casa puede ver.

Susurros, gemidos, sombras, siluetas en la distancia que no deberían estar ahí… Clayton logra crear una atmósfera pegajosa y agobiante en la casa. Una macabra inquietud que corroe al espectador desde el primer momento del film: una siniestra voz infantil canta una tonada repetitiva y casi mágica mientras no vemos más que oscuridad. La adaptación de James está en consonancia con la vena psicológica que el autor empleó en el relato. ¿Esta viendo alucinaciones la institutriz? ¿Los fantasmas de los criados no son más que invenciones de una mentalidad reprimida? Las respuestas no son claras y eso es lo que otorga tanta grandeza a esta película llena de incógnitas y sugerencias por la que no pasa el tiempo. Son famosas, por ejemplo, las declaraciones de Capote sobre su error al monstrar una lágrima fantasmal en el dedo de la institutriz en una de las escenas. Una especie de confirmación de la realidad de los entes, pero que desde luego no empaña la atmósfera enigmática del relato.

Es obligatorio hacer una mención a los niños protagonistas, ambos recreando espléndidamente (e incluso enriqueciendo) a los personajes del relato de James. Martin Stephens fue uno de las más populares niños-actores de la época, interviniendo también en otro clásico del fantástico, "El pueblo de los Malditos". Dejó la interpretación al llegar a la edad adulta, para dedicarse a la arquitectura. En cuanto a Pamela Franklin, su intervención en "Suspense" y en otra obra maestra de la historia del terror, "La Leyenda de la Mansión del Infierno" (de la que hablaremos pronto), la convirtieron en una de las actrices más queridas por los fans del horror clásico, además de haber trabajado con genios como John Huston.

La influencia de "Suspense" es ampliamente reconocida. “Los Otros” es un ejemplo de película moderna que homenajea (o plagia) gran parte de este film, empezando por el título ( en esta película a los fantasmas se les llama “los otros”) y las parecidas situaciones que se vive en la casa, la cual también habitan una pareja de niños que parecen ver entes de otro mundo. Pero aunque “Los Otros” sea una buena película, no llega al grado de complejidad y perfección de esta auténtica joya.

jueves, 8 de mayo de 2008

EL PÉNDULO DE LA MUERTE (1961) De Roger Corman.


Para la segunda incursión de Corman en el universo Poe se tomó el diabólico artefacto de tortura del relato “El Pozo y el Péndulo”, ambientado en España durante los tiempos de la inquisición, y se realizó una película completa con dicho artilugio como protagonista. El cuento original daba como mucho para un cortometraje, así que Richard Matheson volvió a escribir un guión, esta vez enteramente original, que desarrollara de nuevo el universo mórbido e inquietante del escritor norteamericano. La cosa no es nueva, pues ya en la Universal Boris Karloff y Bela Lugosi interpretaron juntos un par de estupendos films inspirados por Poe: “El Gato Negro” y “Los Crímenes de la Calle Morgue”, que de los relatos de Poe no tenían más que el título.

En el casting tenemos doble motivo de alegría esta vez. Al habitual Vincent Price como protagonista (que está aquí tan soberbio como siempre) se le une en un papel secundario pero relevante la mismísima Barbara Steele, recién llegada a la fama gracias a “La Máscara del Demonio”. A pesar de que la Steele tuvo que ser doblada por otra actriz, debido a lo anacrónico de su acento británico siendo familiar de un personaje de acento americano, la diva del horror nos regala una interpretación sutil y llena de misterio. Precisamente misterio al estilo de la literatura gótica es lo que encontramos en el guión de Matheson. Price interpreta a Nicholas Medina, hijo de un inquisidor cuya mujer, llamada Elizabeth, supuestamente fue enterrada viva en el castillo que habita. El hermano de la dama, interpretado por John Kerr, se presenta en el lugar de los hechos para averiguar lo que pasó realmente y se encuentra al viudo Medina presa de desvaríos en los que asegura que el fantasma de Elizabeth vaga por el castillo. Pero la verdad, en la más pura tradición gótica, incluye algunas conspiraciones, secretos inesperados y giros de la trama que consiguen sorprender y entretener al espectador.

De nuevo el estudio de la mansión como reflejo de una mente enferma es la base de la trama. El personaje de Vincent Price bascula todo el film en el filo de la cordura, desarrollando poco a poco una doble personalidad que será fundamental en el inesperado final, lleno del sabor de la venganza. La imaginería es una maravilla de nuevo, con cientos de telarañas que tuvieron que ser colocadas y recolocadas durante la duración del rodaje. Asi como los encuadres de Corman, llenos de inquietud y cuyo mejor resumen se encuentra en la escena final de la película, que evidentemente no desvelaré a los que aún no la hayan visto. Solo decir que es uno de los mejores y más perturbadores planos de la historia del cine de terror.

lunes, 5 de mayo de 2008

LA CAIDA DE LA CASA USHER (1960) De Roger Corman


Nuestro viaje a través del terror gótico de los sesenta nos lleva de Europa a los Estados Unidos. El maestro de la serie B Roger Corman, lector voraz del gran Edgar Allan Poe en su juventud, decidió llevar al cine todas las obsesiones y filias del escritor, sin duda uno de los más grandes de la historia de la literatura (de terror y en general). Corman se destapó como un genial recreador de las atmósferas insanas y dementes de Poe, economizando como nadie el decorado y derrochando una gran imaginación a la hora de plasmar la esencia de los relatos.

Corman consiguió convencer a los dirigentes de la productora AIP para llevar a la pantalla “La Caida de la Casa Usher” uno de los mejores y más terroríficos relatos del escritor. Para ello, nada mejor que contratar a Richard Matheson (hablaremos de este genio de la literatura y del cine muchas veces por aquí) para estirar el brevísimo relato original y convertirlo en película. Mejor elección imposible. Pero es que para interpretar a Roderick Usher (el atormentado y retorcido dueño de la mansión) se consiguió nada menos que a Vincent Price, reputado actor de teatro y cine que ya había realizado algunas producciones terroríficas y fantásticas como las del director William Castle o “La Mosca”. El actor (bibliófilo compulsivo) era un admirador de los relatos de Poe y por tal razón aceptó incluso rebajar su caché con tal de que la película se llevara a cabo.

¡Y no podemos quejarnos! Un nuevo y admirado actor mítico del terror había nacido. La grata impresión que le produjo Corman al gran Vincent propició que ambos realizaran una larga serie de películas inspiradas en los relatos de Poe, logrando un éxito fulgurante y una entrada de oro en la historia del género que nos ocupa.

En este primer film del ciclo encontramos definido el estilo Corman de adaptar a Poe. Con esa atmósfera neblinosa (tan bien usada para ocultar la carencia de grandes decorados), el toque onírico de los fotogramas en color (algunos dirán que psicodélico, y no les falta razón) y el uso del psicoanálisis para retratar los conflictos y pasiones de los personajes. Como bien dijo Corman, esta era una película de monstruo “sin monstruo” , porque la verdadera amenaza, el auténtico monstruo del film era la casa Usher que, al igual que en el relato, es el reflejo distorsionado de las almas torturadas que lo habitan y que solo puede desembocar en el desmoronamiento.

La debilidad de la cordura es el tema principal y asistiremos maravillados a la morbosa decadencia de los aristocráticos Usher (familia con tradición de locura), cuya casa no aguantará en pie una vez que el enfermizo Roderick se enfrente cara a cara con el terror más puro. En este caso, su hermana enterrada viva.

Proximamente seguiremos con el triunvirato Poe-Corman-Price.

viernes, 2 de mayo de 2008

LA MÁSCARA DEL DEMONIO (1960) De Mario Bava


Casi a la vez que Roger Corman con sus adaptaciones de Poe (con las que empezaremos en la siguiente entrada) y solo un par de años después de que la Hammer comenzara su ciclo, el terror gótico a la italiana inició sus primeros y gloriosos pasos. Mario Bava fué fotógrafo y técnico en efectos especiales en “I Vampiri” de su amigo Riccardo Freda, que por desavenencias con los productores decidió abandonar la película. Bava le sustituyó, iniciando una gran carrera cinematográfica en la que desarrolló con acierto todo tipo de géneros, especialmente el sobrenatural. Así logró convertirse en otro de los grandes directores del género a la altura de Fisher e incluso de Tourneaur.

Su dirección artística definió el estilo romántico y a la vez violento del terror en tierras europeas. Para mi, “La Máscara del Demonio” (levemente inspirada en el cuento “El Vij” de Gogol), es el punto intermedio perfecto entre la Universal y la Hammer. Tiene el poético uso del blanco y negro de la Universal mezclado con el sadismo y visceralidad de la Hammer, perfectamente reflejados en esa primera escena mítica, en la que la bruja Asa es quemada en la hoguera no sin antes clavársele una máscara de clavos en el rostro, haciendo salpicar su sangre. Escena rodada con gran imaginación y que, por cierto, provocó que la película fuera prohibida en Inglaterra hasta el 68.

La mezcla de sugerencia y atmósfera con la más descarnada violencia y erotismo soterrado es, como decíamos, una de las grandes bazas de este gran clásico. Aunque el argumento no sea nada del otro mundo, el modo en que se cuenta nos deja maravillados por esa simbiosis de morbosa fealdad y hermosura. Las elegantes escenas de la bajada a la cripta donde Asa espera su oportunidad de resucitar, los movimientos de cámara que recorren los decadentes decorados llenos de telarañas, las escenas del sombrío carromato corriendo entre tinieblas a través de la noche, la escena en que la princesa vela el cadáver de su padre… son tantos momentos memorables que tendría que enumerarlos todos.

Hablar de “La Máscara del Demonio” es hablar de Barbara Steele, la actriz inglesa que un día decidió probar suerte en el resto de Europa y se convirtió en la reina indiscutible del terror clásico durante décadas. Sus gestos, su desbordante presencia escénica, su ambigüedad a la hora de encarar los personajes (digna de todo un Vincent Price) que lo mismo le permitía hacer de buena angelical que de bruja viciosa, y sobre todo esos ojos penetrantes, entraron en la leyenda del género con esta y otras grandes interpretaciones que ya comentaremos. Al fin Karloff, Lugosi, Lee, etc… tenían una digna contrapartida femenina, aunque (quizás por razones sexistas o por desarrollar su carrera sobre todo en Italia) nunca alcanzó el nivel de gloria de los iconos masculinos.

Y sin embargo sigue siendo una leyenda de culto admirada por miles de fans de todo el mundo, y a la que dedicaremos muchas líneas en este pequeño rincón.

martes, 29 de abril de 2008

DRÁCULA (1958) De Terence Fisher


Un año después del triunfo “Frankensteiano” de la inglesa Hammer, lo lógico era intentar repetir la jugada con el siguiente gran mito popularizado por la Universal. La jugada les salió redonda, el mismo equipo de rodaje trabajó en la filmación de Drácula: renovando al personaje, haciéndolo más fiel a la esencia de la novela de Stoker, asentando definitivamente el estilo Hammer de hacer cine y, lo más importante para la productora, consiguiendo el doble de éxito que con su predecesora.

Christopher Lee era la elección indiscutible para encarnar al personaje. Con su altura imponente, su voz grave y su temible presencia escénica no había otro actor posible al que imaginar en la piel del rey de los vampiros. Su aparición por primera vez en lo alto de la escalera de su mansión mientras retumba la genial banda sonora de James Bernard es inolvidable, dejando claro desde el principio que la época sutil y elegante de Lugosi había quedado atrás. Aunque el Drácula de Lee no deja de ser un “gentleman”, la agresividad animal que le confiere al personaje, así como su capacidad para llenar la pantalla con una sensación de peligro (incluso cuando no esta en escena) no solo le otorga gran parecido a la versión literaria del Conde, sino que sin duda nos ofrece el Drácula definitivo. Por fin le vemos morder y lucir los colmillos chorreando sangre, al fin vemos esos ojos rojo profundo que imaginó Stoker.

Como Van Helsing tenemos a Peter Cushing en otro de sus memorables papeles. Su forma de afrontar el personaje como un erudito de lo oculto mezclado con un aventurero siempre dispuesto a la batalla, ha marcado a los demás actores que han tenido que interpretarlo. El contraste entre su manera pausada de grabar en fonógrafo los datos de sus estudios (como siempre actuando con su cuerpo además de con su rostro y su voz) y la forma en que reacciona al descubrir que el vampiro se oculta en el sótano de la casa donde se encuentra (girando su rostro aterrado y saltando del asiento como una serpiente) dan una idea de la riqueza de matices que Cushing le regaló a uno de sus personajes más míticos.

Terence Fisher se superó a si mismo en este film. El uso del encuadre y los decorados como un elemento más para contar la historia, comenzó aquí a convertirse en su marca de fábrica. Su nervio, sugerencia sexual y violencia inéditas en el género asombraron a un público que volvió a poner el género de terror en lo más alto, acudiendo en masa a ver esta película imprescindible. Los críticos de la época no la soportaron, claro. “Nauseabunda” exclamó un furibundo crítico. Como no, americano.

Christopher Lee interpretaría al Conde en otras seis ocasiones y Peter Cushing a Van Helsing en otras tres. Las películas de Drácula continuaron siendo uno de los filones de la Hammer durante los años siguientes. ¡Ya las iremos comentando!

domingo, 27 de abril de 2008

HAZEL COURT (1926-2008)


Para mi sorpresa (y pesar), después de subir ayer mismo la reseña de "La Maldición De Frankenstein" hoy descubro en los obituarios del periódico que su estrella femenina, la estupenda Hazel Court nos dejó el 14 pasado. Sirvan estas breves líneas y esta galería de imágenes como homenaje a una de las más simpáticas -y carismáticas- divas del horror.

Nacida en Sutton Coldfield, Inglaterra en 1926, Hazel Court era perfectamente consciente de su ejemplar papel en la historia del terror clásico, ya que en todos estos años no había dejado de hacer apariciones en convenciones de cine fantástico, además de contestar todas las cartas de sus fans (lo cual la aleja de Barbara Steele, la "scream queen" definitiva que, sin embargo, reniega un poco de su reputación en el cine macabro). Lo de estrella no es ninguna exageración en el caso de Hazel, teniendo en cuenta que estamos ante una mujer que ha trabajado tanto en la mítica Hammer como en la AIP de Roger Corman. Aunque sus comienzos la vieron convertida en una "Pin Up" de revista e interviniendo en algunos capítulos de la clásica "Alfred Hitchcock presenta..."

Como Elizabeth en el Frankenstein de Fisher

Actriz de cine desde los 18, su gran éxito sobrevino no obstante a los 30 en “La Maldición de Frankenstein” Hammeriana, con Peter Cushing y Christopher Lee ¡como no! Desde entonces alternó más cine para la productora inglesa con las producciones de Poeianas del gran Corman, destacando en “El Entierro Prematuro” y en “La Máscara de la Muerte Roja”. Sus personajes siempre eran mujeres fuertes y ambiguas, de las que no era buena idea fiarse demasiado. El perfecto ejemplo es su divertidísimo papel en la paródica "El Cuervo", en la que interpreta a Lenora la esposa supuestamente muerta del mago interpretado por Vincent Price.

Parece ser que Hazel era también una artista con mucho talento para la escultura y la pintura, en favor de las cuales abandonó su carrera de actriz en los setenta. De hecho estudió en Italia y muchas de sus obras han sido expuestas por toda Europa y se encuentran en algunas colecciones de prestigio.
Descanse en paz.


Imagen promocional de "El Cuervo"


Almuerzo autografiado con Christopher Lee


Otro autógrafo. En este caso de su papel en "La Máscara de la Muerte Roja"