martes, 30 de septiembre de 2008

BARBARA STEELE (1958-1963) Cronología en Imágenes


Bienvenidos a una entrada que tiene el propósito de ser un recorrido informal sobre una etapa en concreto de la carrera de Barbara Steele. Un corto período de tiempo que comprende su debut cinematográfico en 1958 hasta el estreno de "Danza Macabra" en 1963 y que incluye algunos de los puntos más altos de su carrera como mito del horror clásico. Es un repaso con un texto directo y al grano, acompañado de una serie de imágenes -algunas de ellas bastante raras-, que nos situan en el tema tratado y que adquieren el mayor protagonismo. Sin más dilación, comenzamos con una breve reseña sobre la actriz.

Durante décadas ha sido llamada “La Diva del horror”, la “Scream Queen” número uno, “Dama de las Tinieblas” o “Reina de la serie B”, labrándose una reputación de culto gracias a su intervención en un buen puñado de películas de horror gótico, principalmente en Italia, algunas de las cuales siguen siendo consideradas grandes clásicos del cine de terror.Lo cierto es que este encasillamiento no la ha beneficiado a la hora de adquirir un status más elevado como actriz, que sin duda merecía. Pero es innegable que, aunque ha demostrado su potencial dramático en otro tipo de cine, todos la recordaremos siempre como la dama oscura cuya mirada atemorizó nuestra infancia vía televisiva y aún sigue haciéndolo a través del DVD. Su presencia y carisma le otorgan sin duda el cetro de reina del horror aunque solo sea, por desgracia, en los círculos más “entendidos” del género.

Sea por el sexismo del mundo del cine o por haberse circunscrito al cine italiano, o tal vez por su deseo expreso de no prodigarse en el mundo del terror que tanta fama le dio, el caso es que una presencia tan enigmática como la de Barbara merecería más atención que la que disfruta. Y no obstante, millones de fans en todo el mundo continúan adorándola y descubriéndola. Sus películas no dejan de reeditarse en el mercado anglosajón y usando el buscador Google, su nombre es mencionado en no menos de dos millones de páginas, que rinden tributo a una vida y una carrera fascinantes y que tantas alegrías sigue dando a los que descubren hoy en día su legado.

Asi pues, la diva indiscutible del terror clásico nació en 1938, en Birkenhead, Cheshire, Inglaterra. Tras realizar estudios de bellas artes (nuestra protagonista es una pintora abstracta consumada), se unió como actriz de reparto a la Rank Organization, compañía de cine inglesa en la que también militó Christopher Lee. En esta primera etapa de su carrera Bárbara apareció en un buen puñado de olvidables películas en las que su presencia se reducía casi a la categoría de extra.

Foto de la actriz en su primera película, "Bachelor of Hearts" (1958) que rodó a los diecinueve años.

Otras películas de este periodo son "Sapphire" (1959), una de suspense en la que Bárbara hace de amiga de una chica asesinada, y "Your Money or Your Wife" (1960). Mención aparte merece el remake de "39 Escalones" (1959, la original, como es bien sabido, es uno de los clásicos de Hitchcock), una película muy entretenida de la Rank en la que se supone que Bárbara aparece... pero nadie consigue verla en todo el metraje. No es de extrañar que ante este panorama, Barbara decidiera hacer las maletas. Llegamos al momento en que la señorita Steele hace historia del cine fantástico y se convierte en un icono cinematográfico. Tras un año de contrato fallido con la 20 Century Fox, y tras ser amablemente despedida del rodaje del film de Elvis "Flaming Star" (Al director, el gran Don Siegel, no le gustaban ni su excesiva altura, ni su pelo negro, ni su fuerte acento ingles), Bárbara se sintió liberada y decidió volver a Europa a probar suerte en Italia.

Y suerte es lo que encontró. Uno de los mejores directores de todos los tiempos, Mario Bava, decide contratarla como protagonista de su opera prima completa como director (antes había co-dirigido "I Vampiri"). La película resultante: "La Maschera del Demonio" (O "Black Sunday", como es conocida en America) se convierte en un éxito total en todo el mundo, ademas de alcanzar el status de clásico imperecedero del terror de todos los tiempos. Como dice Bárbara "el porqué Mario Bava me eligió es algo que nunca sabré", pero en 1959 se encontraba en Italia (pais que la sumía en un estado, segun ella, de "alegría existencial") rodando el gran clásico del horror que nos ocupa.

En la foto Miss Steele junto a su co-protagonista John Richardson, ex-marinero y con una carrera como actor secundario en la Rank y en la Fox, igual que Bárbara. Bárbara describe su relación laboral con John en estos términos "Muy cordial y facil. Pero no siempre parecía estar con nosotros. A veces parecía sumido en su mundo. Era muy guapo, su primer contrato se lo dieron solo por su aspecto."

¡¡El Glamour de las tinieblas había nacido!! La imagen de Bárbara atravesada por los clavos se convierte en emblemática. Estan Lon Chaney y su maquillaje de fantasma de la opera así como Boris Karloff con sus electrodos en el cuello; tambien tenemos a Bela Lugosi y su chaqué... y después indudablemente estan Bárbara y su rostro aguijoneado.

Declaraciones de Bárbara sobre Mario Bava:

"Era muy suyo. Tenía un ojo increible y sabía perfectamente lo que quería. Se parecía mucho a Roger Corman: solitario, tímido, jamas interfería con los actores y era muy amable. Casi como un caballero del siglo XIX."

Sin duda las afirmaciones sobre que Bava sabía lo que quería son totalmente ciertas. Mirad la anécdota de rodaje que comenta Bárbara:

"En la secuencia en la que me queman viva, todo era tan peligroso que la parte de atras de mi vestido se prendió fuego y los técnicos se volvían histéricos intentando liberarme de las cuerdas que me ataban. Y de mientras escuché a Bava gritandole al cámara la famosa frase: "¡Sigue rodando!"

Opinión de Bárbara sobre la película:

"Tiene la calidad de un film mudo, con un barroquismo visual suntuoso y algunas escenas de gran fuerza -como la cabalgada del cochero (como si fuera la muerte) a traves de la noche, tan ominosa como cualquier imagen de Bergman. De un modo extraño, tenía una gran profundidad."






Justo al poco de alcanzar la fama, situandonos ya en 1961, Bárbara es requerida por Roger Corman para que se traslade a los Estados Unidos e intervenga en "El Péndulo de la Muerte" ("Pit and the Pendulum"), la segunda gran película de su ciclo cinematográfico sobre Poe. Bárbara sorprende, inquieta y aterroriza a la platea con su papel de Elizabeth, breve pero fundamental en el desarrollo del film.





Nuevo éxito para Bárbara y nueva maravilla Cormaiana, aunque una vez más se nos escamoteó la voz de la actriz. Para una vez que Miss Steele trabajaba en un pais de habla inglesa (y por cierto, haciendo de británica), resulta que Roger Corman decidió doblar todos sus diálogos por una actriz americana porque el acento original de Bárbara era demasiado "ingles de clase trabajadora" y no casaba bien con el americanísimo acento de John Kerr, su hermano en la película. Por culpa de eso, en este periodo de la carrera de la actriz practicamente nunca llegamos a escuchar su voz (evidentemente en sus films en Italia tambien estaba doblada).

En "El Péndulo de la muerte" solo hay tres momentos, dos ocasiones en las que Bárbara llama a Vincent Price de viva voz ("¡¡Nicholas!!") y otra escena en la que se rie, que si pertenecen a su voz y fueron respetados en el montaje final.

Miss Steele junto a Vincent Price y Roger Corman. Los tres estan en el exterior del set de "El Péndulo de la Muerte", en un descanso del rodaje.

Este año, aun le dió tiempo a nuestra protagonista a aparecer en un episodio de la mítica serie "Alfred Hichtcock Presenta...", llamado "Beta Delta Gamma". Fue emitido el 14 de noviembre.

Tras "El Péndulo de la Muerte", Bárbara acabó el 61 estrenando un oscuro (por desconocido) film llamado "Upstairs and Downstairs" del cual existe poca información. Viendo que no le quedaba más por hacer en América, la señorita Steele no se lo pensó dos veces y volvió a Roma para participar en el casting de la nueva película del director con el que Bárbara más deseaba trabajar desde que llegó a Italia: el gran Federico Fellini. ¿El film? El genial y semi-autobiográfico "Fellini 8 1/2".

Quizás estamos en la época de máximo éxito para nuestra protagonista. La siguiente serie de fotografías de revistas son una pequeña muestra de la popularidad que Barbara estaba cosechando en Europa no solo como actriz, sino también como modelo. Y especialmente en Italia, por supuesto:






El de "8 1/2" resultó ser de los papeles (a pesar de su brevedad) más amados por nuestra protagonista, y una experiencia, la de trabajar con Fellini, que la marcaría para siempre. No sería raro en el futuro que cuando un director conseguía sacarla de sus casillas con sus indicaciones, Bárbara (con su habitual temperamento) contestara enfadada: "¿Cómo te atreves? ¡He trabajado con Fellini!". Uno de estos sufridos cineastas sería David Cronenberg. Volviendo al film, segun parece el director hubiera querido usar más a Bárbara en "Fellini 8 1/2", viendo lo genial que quedó su breve intervención. Por desgracia Miss Steele tenía que abandonar Roma para continuar con sus compromisos profesionales (rodar "Terror of Dr. Hichcock") y no pudo ser.


¿Necrofília como trama de una película estrenada en 1962? ¡Increiblemente si! Cosas del cine de terror clásico italiano. Riccardo Freda recluta a Bárbara para "L´orribile segreto del dottor Hichcock" ("Terror of Dr. Hichcock") en el papel de Cynthia, la segunda esposa del malévolo doctor del título. Eminente científico que, en plena época victoriana, es un típico representante de la clase alta que en sociedad aparenta respetabilidad y en privado... da rienda suelta a sus perversas pasiones.

La historia, en la más pura tradición gótica, esta llena de sobresaltos, morbo sensual y violencia, y Bárbara esta realmente espléndida como protagonista. En esta ocasión su personaje carece de lado oscuro, es solo la víctima del doctor Hichcock (que ya mató a su primera esposa por error, inyectándole una droga para dormirla... ¡y que pareciera muerta para excitarle!). Miss Steele aparece aqui más bella que nunca en glorioso color y resaltando la fotografía sus enormes ojos. Ah, y la película es estupenda. Entretenida y algo compleja en su estudio de una mente retorcida. Uno de los mejores exponentes del terror italiano de la época.

1963 fue un año muy ocupado para Bárbara y que comenzó con el estreno de "Lo Spettro" ("The Ghost"), segunda parte de las macabras aventuras del Dr. Hichcock y sus particulares filias sexuales. Para rizar el rizo, en esta ocasión Bárbara, la desvalida víctima del sádico médico en la primera parte, se vuelve maligna. En efecto, el personaje de Miss Steele y un amante que se busca, conspiran para asesinar al inválido Dr.Hitccock. El fantasma del susodicho doctor volverá para atormentarles y vengarse terriblemente por lo que le hicieron, mientras que, para que no decaiga la acción, el amante conspira con el ama de llaves en contra de Bárbara. Y esto que podría ser solo un folletin lamentable, resulta que es una película casi tan profunda como la anterior. Además de muy irónica y divertida.

Poco despues rodó "Un Tentativo Sentimentale" dirigida por Pasquale Festa Campanile y Massimo Franciosa, compartiendo cartel con Leticia Roman, que tambien trabajó con Mario Bava.

Seguimos en 1963. Tras aparecer en el film medieval "Il Capitano Di Ferro" de Sergio Grieco, Bárbara vuelve al terror gótico más sugerente con una excelente película de ambiente sobrenatural llamada "Danza Macabra" ("Castle of Blood") del más que solvente Antonio Margheriti y co-protagonizada por George Riviere.

Supuestamente basada en un relato de Poe, la referencia al genial escritor americano se reduce al principio y el final del film en los que aparece el propio Poe (interpretado por Silvano Tranquilli) el cual se encuentra en una taberna cercana a un misterioso castillo lleno de leyendas sangrientas. Un audaz viajero apuesta con el escritor a que pasará una noche solo en el castillo. Alli pasará una velada terrorífica, con apariciones de una misteriosa mezcla de vampiros y fantasmas, que tienen al castillo hechizado. Uno de ellos (Bárbara) parece benigno y se enamora del viajero, el cual luchará por salvar su alma contra todos los muertos del castillo, que vuelven a la vida esa noche concreta.




Bárbara aparece con su look más gótico hasta la fecha y su sutil interpretación una vez más no nos permite averiguar si su personaje es bueno o malo casi hasta el final. La película tiene escenas muy buenas y una fotografía excelente.

Nos detenemos en este momento concreto, aunque evidentemente podríamos seguir mucho más. Aun le quedaban a Bárbara algunos buenos films de horror en Italia como "I Lunghi Capelli Della Morte" o "Nightmare Castle", pero los dejamos para una futura continuación de este artículo. A pesar de eso, esta claro que en esta época de su carrera Barbara Steele ya había alcanzado el status de musa del terror fílmico, del cual tanto renegaría pero al que debe su meritorio lugar en la historia del género.

jueves, 25 de septiembre de 2008

EL REGRESO DEL VAMPIRO (1944) De Lew Landers


Poco a poco iremos comentando todas las películas del reciente pack “Los Grandes Clásicos del Cine de Terror” editado por L´atelier 13, para lo cual comenzamos con esta incursión tardía de Bela Lugosi en la capa vampírica que le hiciera famoso. Nos encontramos en 1944 y la Columbia deseaba explotar el filón de los “cócteles de monstruos” que tan buenos resultados económicos le estaba reportando a la Universal por aquellas fechas. De hecho “Frankenstein Vs. El Hombre Lobo” (donde el propio Bela interpretaba a la criatura de Mary Shelley) aun se encontraba reciente en la consciencia colectiva de los espectadores además de que sus resultados tintineaban en las carteras de los directivos cinematográficos, por lo que parecía una idea estupenda montar una trama improvisada con un vampiro y un hombre lobo, haciendo que Lugosi, una estrella ya declinante y atrapada en el proceloso océano de la serie B, volviera al papel que le hiciera famoso. Aunque el nombre de Drácula no podía usarse, ya que estaba fuertemente atado por contrato a la Universal, un pequeño ajuste y ya tenemos al astro húngaro convertido en Armand Tesla: experto en vampirismo de hace dos siglos que resucita precisamente como un vampiro en nuestra época. Y además todo ello bajo la capaz batuta de Lew Landers, que consiguió extraer altas cotas de maldad a Bela en la mítica “El Cuervo”. Para un Lugosi harto de las películas baratas y de algunos despropósitos con la Monogram y otras productoras, el proyecto debió de parecerle una posibilidad de volver a la grandeza.

Como decíamos, el film cuenta la historia del vampiro Armand Tesla, cuya primera ejecución se nos muestra en un sugerente prólogo que encapsula todo el encanto de las producciones de la Universal, a pesar de la falta de medios. Aquí la improvisada cazavampiros es una mujer de fuerte carácter, Lady Jane Ainsley (interpretada por Frieda Inescort, que compartió planos con Lon Chaney Jr. en “The Alligator People”) y que descubre junto a un médico que un vampiro esta atacando el asilo que dirige la propia Lady Jane. Tras descubrir unos sospechosos ataques de anemia y tras ser atacada la propia hija del doctor, descubren la tumba de Tesla en una cripta cercana y le clavan la estaca de rigor, no pudiendo hacer nada por evitarlo el licántropo Andreas (Matt Willis), que trabaja para el vampiro. Uno de los fallos más garrafales del film es precisamente la elección de Willis para interpretar al trágico hombre lobo, pues el actor demuestra una desidia y una incapacidad totales en el papel. Si le añadimos a eso la falta de carisma del maquillaje, que a pesar de estar trabajado resulta bastante cómico a ratos, notamos una rotura total de atmósfera cada vez que lo vemos en pantalla. Porque, en efecto, la niebla, los árboles retorcidos, el uso expresionista de las sombras que proyecta Lugosi… todo ello nos recuerda de forma muy favorable al clima de la Universal a pesar del efecto “serie B” que impregna la cinta. En todo este prólogo se nos mantiene oculto el rostro del vampiro, manteniendo así el clima de misterio sobre su apariencia hasta que Bela resucite en todo su esplendor mientras avanza el metraje.

Pasa el tiempo y descubrimos que la hija del doctor (la ya crecidita Nina Foch) se encuentra prometida con el hijo de Lady Jane, la cual sigue dirigiendo su asilo. El ex-hombre lobo Andreas trabaja para ella, totalmente reformado y es en este clima de paz y armonía cuando una bomba de los nazis cae en el cementerio local, desenterrando el ataúd de Tesla y propiciando que unos ineptos sepultureros –el insoportable toque de comedia habitual-, lo resuciten extrayendo la estaca de su cuerpo. Es a partir de aquí cuando Bela Lugosi hace un poco de su magia y eleva bastantes puntos el nivel de la floja trama. Sus miradas, sus ademanes y la forma de interpretar con su cuerpo siguen siendo hipnotizantes a pesar de la avanzada edad del astro y lo tópico de la historia. Y es que “El Regreso del Vampiro” sufre por ser un pastiche poco trabajado de los clásicos de la Universal, haciendo una mezcla argumental de “Drácula” y “La Hija de Drácula” con todos los caminos habituales, demasiado vistos ya en esta época (policía incapaz de encarar lo sobrenatural, asilo de enfermos que es atacado por el monstruo, un “Renfield” particular –el hombre lobo Andreas-, los ataques a una chica guapa que va siendo debilitada durante la historia y acaba casi vampirizada, atacando a su prometido…), en fin, rutina y más rutina. Lo único que salva la película del aburrimiento más sonado es, además de la presencia de Lugosi, una dirección ágil que consigue mantenernos entretenidos durante todo el metraje y algunas escenas realmente bien trabadas que casi nos hacen recordar los mejores tiempos del terror cinematográfico. Entre ellas podríamos destacar a la vampirizada Nina mirando con ansia el cuello de su amado, del que vemos un primer plano que incitaría a cualquier chupasangre. Es este un recurso usado hasta la saciedad posteriormente, pero no tanto en la época que nos ocupa. Y el simpático plano del espejo, con el que intentan ver el reflejo del vampiro yaciente pero que solo les devuelve su ropa vacía. Y otra buena escena es aquella en la que Tesla conversa con Lady Jane mientras ella toca el órgano, con el vampiro en un segundo plano resultando igualmente amenazador.

En resumen estamos ante un film entretenido y de mejor factura de lo que se esperaría, teniendo en cuenta que pertenece a la época de declive del gran Bela. Cualquiera que espere ver una bizarrada propia de este periodo se sorprenderá al encontrar una historia que sus responsables se han tomado más en serio de lo que parece. Por desgracia el principal reclamo temático de la cinta, la bomba que resucita al vampiro, esta bastante desaprovechado. Quizás una reflexión sobre la guerra atada al mal del vampirismo hubiera subido el interés de la trama, pero sería pedirle demasiado a un producto sobre todo alimenticio, aunque por desgracia no consiguió recaudar los dividendos que a la Columbia le hubiera gustado. Su fracaso comercial y crítico echó más leña al fuego de la carrera de Bela Lugosi.

domingo, 21 de septiembre de 2008

EL PALACIO DE LOS ESPÍRITUS De Roger Corman (1963)


Vamos con una rareza dentro del maravilloso ciclo que el director Roger Corman dedicó al inmortal escritor Edgar Allan Poe protagonizado por nuestro querido Vincent Price. Y digo rareza sobre todo porque a pesar de compartir protagonista, ambientación y estilo resulta que el film no adapta nada de Poe sino que es la primera versión cinematográfica de un relato de H.P. Lovecraft, el genial escritor de horror que embelleció las páginas de revistas pulp a primeros de siglo. Especialmente la inmortal "Weird Tales". Concretamente “El Caso de Charles Dexter Ward” es la obra que adapta el film que nos ocupa, y es, en mi opinión, la mejor de sus novelas cortas.

La AIP, productora a la que Corman había hecho ganar kilos y kilos de dinero con su política de rodajes de serie B y múltiples beneficios, decidió a última hora cambiar el título del film por el de un poema de Poe (recitado al principio y al final del film por Vincent Price) y venderla como si una nueva entrega de la famosa saga se tratara. Una engañosa promoción que le hizo un flaco favor a la obra del genial escritor de Providence, por cierto gran admirador de Poe.
La adaptación respeta parte del ambiente y la trama de la historia (sobre todo nombres: el protagonista Curwen, la ciudad Arkham y referencias al Necronomicón y a las famosas bestias de Lovecraft, como Cthulhu) pero realiza muchísimos cambios, lógicos teniendo en cuenta lo inadaptable de los textos del genial escritor, llenos de densas tramas e inexistentes diálogos. Charles Dexter Ward (Price), un descendiente del famoso brujo Joseph Curwen (también Price) llega con su mujer (Debra Paget) a Arkham dispuesto a habitar el castillo que han heredado. Les espera el desprecio de los aldeanos, que recuerdan el oscuro legado de su antepasado, y una atmósfera malsana, en un paisaje donde abundan siniestros seres genéticamente deformes. Mutantes, como les llaman.

Además el castillo guarda muchos siniestros secretos y un entorno que poco a poco influye en Ward, siendo poseído por su temible antepasado. Eso le hace desenterrar el cadáver de su mujer con intenciones de resucitarla y vengarse de los descendientes de aquellos que le condenaron a la hoguera siglos atrás, los cuales perecerán también entre las llamas. Pero el climax incluye la invocación de una de las entidades monstruosas evocadas en el libro de los muertos, mientras que la mente de Ward lucha por librarse del influjo de su poseedor de ultratumba.

Aunque no resulte tan redonda como las adaptaciones de Poe, "El Palacio de los Espíritus" cuenta con con momentos memorables (la entrada en la cripta, los mutantes rodeando a Ward y a su esposa en plena calle). “The Haunted Palace” es una entretenidísimo banquete para los fans de Price y del terror de serie B de más calidad. Vincent está, huelga decirlo, magnífico. Como siempre con ese toque de ambigüedad y esa increíble capacidad para interpretar dos personajes totalmente diferentes (a veces en el mismo plano).

Como curiosidades tenemos el papel secundario de Lon Chaney Jr., el famoso hombre lobo de la Universal, como el misterioso Simon, el guarda, y el dato histórico de que esta fue la primera colaboración de Corman con un jovencísimo Francis Ford Coppola. El famoso director estaba empezando a dar sus primeros pasos en el mundo del cine y aquí se encargó de supervisar los diálogos. Posteriormente Corman le produciría su debut en la gran pantalla, la estupenda “Dementia 13”, de la que ya hablaremos más adelante. Y también hay que mencionar que Roger Corman y su productora estuvieron envueltas en posteriores adaptaciones de Lovecraft, aunque bastante más olvidadas que esta. De hecho, la segunda adaptación Lovecraftiana de la historia fue "El Monstruo del Terror" (Die, Monster, Die) de 1965, producida por la AIP y dirigida por Daniel Haller que, rizando el rizo, fue el director artístico de "El Palacio de los Espíritus". Unos años más tarde Corman se encargo de la producción de "Terror en Dunwich" (Horror Of Dunwich, 1969) dirigida también por Haller. Pero como decimos, y salvando algunos detalles aislados, estas dos aproximaciones le hacen poca justicia a los escritos del gran Howard Phillips.

martes, 16 de septiembre de 2008

ENTREVISTA ELSA LANCHESTER 1975


Nueva sección en esta, vuestra casa de los horrores. De tanto en tanto subiré alguna entrevista "vintage" a nuestras estrellas e iconos favoritos, en las que se hará referencia por supuesto a sus años de gloria -o que directamente se realizaran en dichos años-. Hay algunas entrevistas en la red que no son demasiado conocidas y es bueno que las veamos al fin en español, ya que considero que son muy interesantes para conocer mejor a nuestros ídolos y descubrir buenas anécdotas de algunos rodajes legendarios. Podreís encontrarlas en la pestaña "Horror Stars" , donde siempre incluímos los artículos dedicados a actores y directores del género. Comenzamos con la mismísima Novia de Frankenstein, Elsa Lanchester, que concedió esta entrevista en 1975 para la revista "Monsters On The Movies". Además aprovechamos la ocasión para incluir una galería de nuestra protagonista, incluyendo algunas imágenes poco vistas.

MOM: Nos provocaste todo tipo de morbosas fantasías cuando eramos jóvenes, porque la Novia de Frankenstein era a la vez terrorífica y hermosa. ¿Qué opinas de “La Novia” hoy en día?


LANCHESTER: Sin duda es el papel más atractivo que he interpretado. En aquella época yo tenía un rostro extraño, pero por raro que parezca, si fuera joven ahora no lo sería tanto.

MOM: La tuya es una belleza “de carácter” más que una de modelo “de pasarela”.

LANCHESTER: Volviendo atrás y mirando las fotos de la revista que me habéis dado, la verdad es que tenía una cabeza hermosa.

MOM: Creo que el maquillaje de La Novia se basó en una reina de Egipto.

LANCHESTER: La reina Nefertiti. Barbra Streissand ha vuelto a poner ese estilo de moda.

MOM: ¿Cuál de tus papeles te parece más atractivo que el de La Novia?

LANCHESTER: Era una película llamada “Rembrandt” con Charles Laughton. La rodé en los años 30 y yo interpretaba a su esposa. Un film precioso. No quiero que perdamos mucho tiempo hablando de ella, así que espero que la gente pueda verla, aunque sea en televisión.

MOM: Nuestros lectores están más familiarizados con la novia por supuesto. ¿Fueron muchas horas de maquillaje para meterse en el papel?


LANCHESTER: Sí, muchas horas. Lo curioso es que Boris Karloff era maquillado por el mismo hombre (Jack Pierce). Se tomaba creo cuatro, o quizás cinco horas en la silla de maquillaje, mientras que yo pasaba unas tres o cuatro. Así que Boris empezaría su sesión a las dos y media de la mañana y yo llegaba a las cinco y media. Él estaba listo para rodar a las diez y yo a las once. Luego un pequeño almuerzo y teníamos que ir a casa temprano para dormir un poco y prepararnos para la siguiente sesión de maquillaje, de nuevo por la mañana. Pero en la película podréis comprobar que aunque los preparativos tomaban muchas horas, no siempre se centraban en nosotros dos. De hecho, viéndolo ahora, no es que tengamos muchas escenas juntos.


MOM: Es cierto.

LANCHESTER: Yo suspiraba por estar con él, pero nos separaron muchas veces. Había gran cantidad de planos en los que yo estaba tumbada sobre una mesa, volviendo a la vida, con esos encuadres de mis ojos. Y para el primer plano en el que grito no era necesario que él estuviera allí. Creo que me entiendes. De todas formas funcionó estupendamente. ¡Oh! Y la parte del comienzo, en la que interpreto a Mary Shelley, no tenía nada que ver con Boris Karloff.

MOM: ¿Fue una simple cuestión de ahorro el hecho de que interpretaras ambos papeles o había algún tipo de simbolismo?

LANCHESTER: En cierto modo lo había. James Whale (el director) sentía que si Mary Shelley, esta bella e inocente criatura, podía escribir esta historia tan terrorífica, era porque en algún lugar de su interior habitaba este sueño tan horrible. Algunas mujeres hermosas no son las personas más agradables del mundo. No digo que Mary Shelley fuera así, pero ella tenía eso agitándose en su interior y a la vez su exterior era hermoso. Tenia “enemigos” dentro. James Whale quería dejar eso claro.


MOM: Recuerdo la imagen en la que estas envuelta en vendas y entonces abres los ojos.

LANCHESTER: Eso fue una de las cosas más difíciles de hacer, lo creas o no, porque llevaba trabajando todo el día y ese momento se rodó justo al acabar la jornada. Mis ojos estaban bastante dañados con aquellas pestañas falsas y el maquillaje, y estas vendas los cubrían por todas partes. En la toma, las vendas se retiraban y entonces mis ojos permanecían mirando fijamente. Es difícil mantenerlos abiertos tanto tiempo sin pestañear, así que los mantuve abiertos todo lo que pude y los técnicos cortaron justo cuando iba a pestañear. Como te dije, mis ojos estaban afectados después de trabajar todo el día, así que quizás eso ayudo al extraño efecto. No había nada blanco en ellos, solo un tipo de rojo. El efecto fue muy bueno, pero no fue fácil mantener estos ojos abiertos.

Elsa (vendada) tomando el te con el resto del equipo.

MOM: Si se hubieran realizado más películas con la novia, ¿hubieras participado en ellas?

LANCHESTER: Oh, sí, por supuesto, en aquella época no pensaba en encasillarme ni nada parecido. Y Dios sabe que este papel es el que siempre me ha acompañado en mi carrera todos estos años, de hecho hay todo un culto underground sobre ella.

MOM: Es tu pasaporte a la inmortalidad.

LANCHESTER: ¡Que bien suena! Pero no, me alegra que sea como es ahora y punto. Es muy agradable encontrarte a chavales en el supermercado o en la calle y que te reconozcan. Estoy muy satisfecha por ello. A pesar de que obviamente he cambiado, sigo siendo yo misma. Me halaga que aun me reconozcan.

MOM: Dado que aun se te reconoce después de treinta años… ¿Harías otra película de “Frankenstein”?

LANCHESTER: ¿Una “Lady Frankenstein"? ¡Claro! Que la novia reviva, o algo así. Aunque supongo que murió en esa explosión.


MOM: Pero el monstruo de Frankenstein ha resucitado muchas veces. Podrían también encontrar a la novia y devolverla a la vida.

LANCHESTER: Sería interesante hacer una novia de más edad. Cuando la sacan de la tumba, ella mostraría los efectos del paso del tiempo, como con cualquier otro cadáver.

MOM: Quizás algún productor lea esta entevista y contacte contigo. Aunque difícilmente un “remake” podrá igualar la original.

LANCHESTER: Es que James Whale era un maestro asustando a los espectadores. Él conseguía este efecto mostrando algo muy dulce, muy relajado, antes de que se aproximara el aplastante horror. Enseñaba la boda de una joven novia y la próxima vez que aparecía ella estaba muerta, asesinada. Luego tienes esa escena con Boris Karloff escuchando el violin del viejo ciego. Esa escena te hace llorar, ¡Es preciosa! Eso es lo que no tienen las películas de horror modernas.


MOM: Son solo “Gore”.

LANCHESTER: ¡Oh! Pero a mi me gustan este tipo de películas. El “Gore” no es violencia, es horror lúdico, sangre de risa. ¡Es Ketchup!

MOM: ¿Podrías recordarnos tus otros papeles en el terror?

LANCHESTER: Tengo bastantes. Hubo aquel episodio de “Night Gallery” con Rod Serling, sobre esa anciana que cuida de su jardin… y acaba con los dedos cortados. También “Willard”, “Arnold”. Y “Terror en el Museo de Cera”, que se estrenó el año pasado.

Foto correspondiente a la entrevista (1975)

MOM: ¿Cuáles son tus actores favoritos de todos los tiempos? Seguro que tu marido, Charles Laughton era uno.

LANCHESTER: No es cuestión de favoritismo, le acepto por el talento que era. Siempre evité la palabra “genio” en casa, no eran términos que empleáramos en la cena.

MOM: ¿Crees que Boris Karloff era un buen actor?

LANCHESTER: Además de ser un hombre muy inteligente era un actor muy bueno. James Whale le trataba como a un camionero, cuando en realidad Boris era alguien muy sofisticado y con educación. Una persona muy agradable. Tuvo que demostrar muchas veces que era un actor, porque tenía que vivir con que la gente pensara en él unicamente como el monstruo. Yo solo fui una especie de novia espiritual, así que eso nunca me afectó a mi.

MOM: Cierto, el matrimonio nunca se realizó. Bueno, terminamos aquí.

LANCHESTER: Te has quedado sin preguntas (risas).

miércoles, 10 de septiembre de 2008

LAS MANOS DE ORLAC (“Mad Love”) De Karl Freund (1935)


Vamos a hablar de otro de esos clásicos casi olvidados que han sido justamente reivindicados con el paso del tiempo. “Mad Love” fue otra de esas respuestas de la Metro Goldwyn Meyer al boom del terror que había comenzado cinco años antes gracias a la Universal. De hecho los productores buscaron el concurso de algunos de los profesionales técnicos de esa mítica productora, empezando por Karl Freund, excelente director de fotografía importado desde Alemania (donde había trabajado con Murnau, y con Fritz Lang en “Metrópolis”). Su habilidad para mover la cámara y crear geniales atmósferas (imprescindible su aportación en el “Drácula” de Tod Browning) pronto le dieron la oportunidad de dirigir sus propios films, como el clásico “La Momia” o la joya que nos ocupa, que al final resultó ser la última película de su filmografía. El legendario Peter Lorre se encargó de protagonizarla en uno de sus mejores papeles y el primero en tierras americanas.

Segunda versión de la película muda alemana “Orlacs Hände”(1924), protagonizada por el gran Conrad Veidt y dirigida por Robert Wiene ( “El Gabinete del Dr. Caligari"), la historia adapta el libro homónimo y cuenta la mórbida obsesión del Dr.Gogol (Lorre), por la actriz Ivonne Orlac (Francis Drake), esposa del famoso pianista Stephen Orlac (intepretado por Colin Clive, el doctor Frankenstein original). Su obsesión será primero inofensiva y le llevará a robar su efigie en cera para contemplarla en su estudio, pero posteriormente aprovechará un desgraciado accidente para intentar conseguir su amor. Orlac pierde las manos en un choque de tren y su mujer, que conocía a Gogol de verle asistir a sus representaciones teatrales, acude al inestable doctor para que se las vuelva a injertar y salvar así su carrera como pianista de prestigio. Lo que nadie puede sospechar es que Gogol le injertará las extremidades de un asesino lanzador de cuchillos circense que acaba de ser ejecutado. Y aun menos podrían creer que esas manos pronto parecerán tener vida propia, e incluso mostrar una macabra tendencia a lanzar cuchillos con mucha precisión. Pronto un asesinato incriminará a Orlac, pero ¿han sido realmente sus manos incontroladas o todo forma parte de un plan?

En contra de lo que ocurría en la primera versión, aquí todo el peso recae en la personalidad del siniestro Dr. Gogol en vez de en la tópica trama de manos de asesino que cobran vida. La personalidad que Peter Lorre imprimió al personaje, que pasa de la ternura a la locura y de ahí al horror, marcó a fuego el carisma de la película. La intensa actuación del grandísimo intérprete húngaro tiñe el film de ese lado enfermo y de sexualidad reprimida que tanto juego da a la trama, genialmente ilustrada por un Freund pletórico. Pocos personajes como el del siniestro doctor pueden presumir de ser iconos del suspense casi inmediatos: Su forma de mirar la efigie de su amada, como la acaricia, esas referencias a que no se pierde ni una sola ejecución de la guillotina... Y que decir de sus visitas al espectáculo en el que actua su querida actriz. Un oscuro lugar llamado "Theatre des Horreurs" , que consiste en representaciones llenas de referencias sádicas y de tortura, que nuestro buen doctor disfruta con deleite.

Como en todos los films de Freund la luz es importantísima y la atmósfera de cuento de hadas siniestro esta muy lograda. La contemplación de la muñeca de cera por parte del personaje de Lorre y, como consecuencia, las referencias a Pygmalion y Galatea no hacen sino añadir riqueza a un argumento con algunos tópicos, pero todos ellos presentados de forma apasionante. Incluso los toques cómicos (como siempre a través de secundarios como el habitual periodista metomentodo) están mucho menos pasados de moda de lo habitual en producciones de este periodo. Lo que contemplamos en este film es una soberbia narrativa que no da tregua al espectador, y durante la cual asistumos a memorables "set pieces" a cada cual más interesante e imaginativa. El rechazo de Yvonne a un Gogol que la mira como un animal abatido, el propio monólogo del doctor frente a un espejo ante el que desnuda su mezquindad, y ese inolvidable momento en el que Orlac se cita con un misterioso personaje de gafas oscuras y manos mecánicas que afirma ser el asesino ajusticiado del que recibió sus manos. Ahora resucitado y confirmándole que sus manos son las culpables del crimen. En definitiva, una escalada imparable de horror trazada de forma impecable (e implacable).

A pesar de sus muchas virtudes la película sufrió censura, ya fuera reducción de metraje o directamente la prohibición, y la recaudación en taquilla no fue todo lo satisfactoria que se esperaba. Aun así, el film supuso la consagración de Lorre como estrella absoluta del genero negro y de horror, siendo el pistoletazo de salida para una carrera apasionante llena de joyas cinematográficas.

Podríamos hablar horas y horas sobre las virtudes de este clásico, pero lo dejaremos aqui por ahora.