Aunque se quedan un par de películas importantes entremedias, pensé que era mejor seguir la continuidad temática antes que la cronológica y enlazar con la siguiente película de la saga Frankenstein de James Whale vía la Universal. Y más tratándose de este clásico inmortal.
“Si no pueden sentir amor por mi, sentirán miedo”
Frankenstein. Mary Shelley.
Carl Laemme Jr., director de la Universal por aquel entonces, llevaba tiempo acariciando la idea de una secuela para su gran éxito “Frankenstein” y en cuanto tuvo oportunidad, volvió a dejar el proyecto en manos de James Whale, el cual se destapó con una segunda parte más personal, en la que su faceta de autor se impuso, consiguiendo por tanto un film superior en todos los aspectos al primero. Más poético, más terrorífico y también más divertido. Con una reflexión más profunda sobre la contraposición vida/muerte y la fina línea que separa ambos conceptos. En definitiva, un film redondo por el que no pasan los años.
En la novela de Shelley, la criatura le pide una compañera a su creador. Una mujer con la que aliviar la terrible soledad que ha sufrido desde que comenzó su vida, una vida que jamás pidió. En esa anécdota se basa tan acertadamente este nuevo filme, que comienza con un genial guiño a la autora original, presentándonosla junto a su marido el poeta Percy B. Shelley y al amigo de la pareja y también poeta Lord Byron, que pide a Mary que les relate la continuación de la aterradora historia de Frankenstein (“¡Cuéntanos tus infiernos, mientras el cielo brama!”). Este prólogo podría considerarse también un tributo a la memoria de la autora después del estropicio de los creditos del anterior film, en los cuales se atribuía la novela original… ¡al poeta Shelley, marido de Mary!
Lo que sigue es inolvidable. Tenemos otra interpretación antológica de Boris Karloff como la criatura, la cual sigue aquí su trágico proceso de aprendizaje. Tras conocer la amistad en compañía de un solitario ciego (que incluye momentos de gran emoción y con sentimentalismo ñoño cero) y la verdadera maldad en la figura del Dr. Pretorius (gran personaje, que merece un fotolog aparte), finalmente le es concedida la posibilidad de amar a alguien y encontrar la paz. Y todo se viene abajo cuando, una vez más, es rechazado. No hay esperanza para el que ha nacido marcado por la tragedia.
El gran hallazgo del film es el personaje de “la novia”, interpretado por Elsa Lanchester. La cual, con solo unos pocos minutos de presencia en escena consigue maravillar al público y convertirse en otro de los iconos incontestables del género que nos ocupa y del cine en general. Igual que en la anterior película la escena del monstruo y la niña se convirtió en algo tan emblemático como la falda levantada de Marilyn, o Chaplin con su bigote y su bastón, de igual forma la apariencia de la novia de Frankenstein es una de las imágenes fílmicas imborrables de la conciencia colectiva. La propia Lanchester interpreta también a la escritora Mary Shelley en el prólogo que antes comentábamos.
A destacar, aparte de la soberbia escena final, momentos como la persecución a la criatura por parte de los inevitables piquetes del pueblo (algo recurrente en este tipo de films a partir de la anterior película), todas las escenas con el ermitaño ciego, la conversación entre Pretorius y el Dr. Frankenstein en la que el primero le enseña sus experimentos con homúnculos y, en definitiva, todo.
Imprescindible.
miércoles, 16 de abril de 2008
RESEÑA:"LA NOVIA DE FRANKENSTEIN" (1935) De James Whale
Publicado por Igor Von Slaughterstein en 15:15
Etiquetas: Reseñas Fantasmagóricas
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2 “Gooble gobble, one of us!”:
Esa pelicula ya me la vi un monton de veces y me aburrio.
Espero que pases a mi blog y me dejes tu comentario.
XIMENA REBELDE
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