jueves, 26 de febrero de 2009

ENTREVISTA A MARIO BAVA (1976)

Aquí tenéis la traducción de una breve pero interesante entrevista al maestro del horror italiano, Mario Bava. Fue registrada en Roma en mayo de 1976, en el marco del “Fantitalia XIV”, un festival internacional de cine fantástico celebrado en Trieste. Como decimos no es muy extensa, pero en ella apreciamos toda su ironía y afán desmitificador –Bava acostumbraba a ser su mejor crítico, y solía ser devastador-, además de su amor por el cine.

¿Cómo comenzó su carrera?

Mi padre, siempre con su corbata y gorra revolucionaria, estilo Rafael, fue el prototipo de artista bohemio. Fue pintor, escultor, fotógrafo, químico, electricista, médium, inventor. Le dedicó años al estudio del movimiento. Hacia 1908 por un curiosa historia, desgraciadamente demasiado larga de contar, conoció el cine. Se decidió a darle una patada al pasado y empaparse de ese nuevo arte, convirtiéndose en “operador” (ahora se dice director de fotografía). Años después, entre un encuadre, un modelo y un puñado de hiposulfito yo llegué al mundo. Digamos que crecí envuelto en celuloide de cine. A los tres años jugaba con restos de cianuro de potasio, de los que me gustaba su color rojo rubí, y los alternaba con los gránulos blancos del hiposulfito sódico. A mi padre nunca se le pasó por la cabeza que yo corriera peligro de envenenamiento. Yo sabía que era veneno, así que no debería haberme manchado tanto los dedos con aquello. El cianuro y el hiposulfito hicieron una mezcla química que mi padre tuvo que eliminar frotándome las manos con un pañuelo mojado, frotando las emulsiones sobre la pila de la cocina y procurando que las gotas de residuos no acabaran en la ensalada.


A aquellas experiencias mías en la bodega de mi padre –y digo “bodega” en el sentido que le daban los pintores del renacimiento-, debo mi sentido artesanal de hacer cine. Hicimos de todo y siempre pensando en el resultado obtenido más que el dinero que obtendríamos con todo ello. Las raíces de mi amor-odio por los trucaje propios del cine se remontan a aquel tiempo y a aquellas experiencias.


¿Pero cuando vino su prueba de fuego?

Yo también me convertí en operador e intervine en unas cincuenta películas, trabajando con muchísimos directores: Desde Franceso De Robertis –un verdadero genio; el verdadero inventor del neorrealismo- a Mario Soldati, otro genio, quizás demasiado erudito para hacer cine. Y muchos otros entre estos dos polos opuestos, también de los más mediocres (los más deficientes) se puede aprender mucho sobre lo que debes hacer y en especial sobre lo que nunca debes hacer. Pero ahora, pensándolo con perspectiva, creo que no aprendí esta última lección demasiado bien. De aquí pase a la dirección de largometrajes, más por una sucesión de acontecimientos que por iniciativa propia, y debuté en la realización con “La Máscara del Demonio” , adaptación de un cuento de Gogol que se llama “El Vij”. Naturalmente el genio de los guionistas, entre los que me incluyo –excesivamente creativos, quizás-, propició que de Gogol no quedara absolutamente nada en el film.


En todo caso la película tuvo un gran éxito en America y ahora estoy un poco obligado a debatirme entre vampiros, monstruos y brujas. ¡Yo! Que soy una persona templada y más bien miedosa, que no mataría ni a un simple mosquito debido al sagrado respeto que guardo por cualquier forma de vida, tengo que ser el barquero de un lago de sangre lleno de vampiros y muertos flotando (Risas).


¿Qué cosas han cambiado en el cine de terror actual? ¿Se realizan las películas de la misma forma que hace 10 años?

No, ciertamente no. Al igual que dentro de 10 años en el futuro no se realizarán como ahora y dentro de 20 no se harán igual que en los 10 anteriores. En todo caso, es curioso como el pasado más cercano nos hace reír, mientras que el pasado más remoto nos excita y nos conmueve.


Usted ha rodado con actores como Barbara Steele, Barry Sullivan, Boris Karloff o Christopher Lee. ¿Cuál sería su favorito?

Recuerdo con afecto únicamente a Boris Karloff: un hombre dulce, sobrio, educado, modesto y bueno. Bueno hasta el punto de ser casi increíble.

¿Qué es lo que prefieren los aficionados al cine de terror de estos días?

No soy una agencia de publicidad, así que no tengo absolutamente ni idea de lo que quiere la gente. Y a veces las agencias de publicidad también se equivocan.

¿Por qué cree que los americanos y los franceses aprecian más su filmografía que sus compatriotas italianos?

¡Porque son más tontos que nosotros! (Risas)


Hablando de su último film “La casa del Exorcismo” (“La cassa dell´esorcismo”), rodado en España…

“La cassa dell´esorcismo” no es un film mío, aunque lleve mi firma. Es la típica situación, demasiado larga de explicar, en que un padre cornudo se encuentra con un hijo que no es suyo. Pero lleva su nombre, así que no puede hacer nada.

¿Algún deseo para el futuro?

Un ataúd lleno de sangre en el que poder descansar en paz, pero del cual se me permita salir por las noches… ¡Para morder en el cuello a las películas que he hecho! (Risas).

[NOTA AL PIE: Como muchos sabréis, “La Casa del Exorcismo” es el nuevo montaje que se le realizó a “El Diablo se Lleva a los Muertos” (Lisa E Il Diabolo), un film de Bava estrenado en Italia en 1972 con Telly Savalas y Elke Sommer. Queriendo aprovechar la moda iniciada por “El Exorcista” de William Friedkin y deseosos de estrenar internacionalmente la película, los productores eliminaron 20 minutos del metraje de Bava y añadieron 15 nuevas escenas de posesiones, vómitos y blasfemias estilo Linda Blair a las que Bava se opuso. Al final se desentendió del nuevo montaje –que apareció firmado por Mickey Lion- y “The House Of Exorcism” llegó a estrenarse en America, con un lógico y enorme fracaso de crítica y público.]

domingo, 22 de febrero de 2009

KÖRKARLEN [The Phantom Carriage] (1921) De Victor Sjöström


“Ustedes no tendrán miedo a los espíritus, ¿Verdad, caballeros? Entonces me gustaría contarles una historia, mientras esperamos a la medianoche”

De nuevo nos situamos casi en los albores del cine para hablar de la que muchos consideran “la primera película de horror de la historia”. Una afirmación quizás algo precipitada si escarbamos un poco en la arqueología del género, pero sin duda es una de las primeras muestras de un film de larga duración enteramente dedicado al fantástico macabro y lleno de algunos “clichés” fantasmagóricos del estilo que ayudarían a crear los expresionistas alemanes. “Körkarlen” (que significa “El Conductor”) es un muy estimable y atmosférico film rodado en Suecia, por el director y actor Victor Sjöström, uno de los grandes pioneros del cine sueco, que posteriormente trabajaría también en America, dirigiendo films tan míticos como “El Viento” (1928) con Lillian Gish. Sjöström también protagoniza el film que nos ocupa y desarrolla una trama casi propia de un desvarío onírico basada en la leyenda del carro fantasma que se lleva las almas de los recién fallecidos. Tan sugerente punto de partida se incrusta sin problemas en un entorno realista: la dura vida de los campesinos suecos a primeros de siglo, resultando por tanto más aterradora la inclusión de ese fantasmal carruaje del que ningún difunto puede escapar. Dicha metáfora le sirve a Sjöström para reflexionar sobre las oportunidades perdidas de la vida. Pero no adelantemos acontecimientos.

La historia se basa en una novela de la escritora Selma Langerlöf, la primera mujer que ganó el premio Nobel de literatura y que dentro de su variada obra incluyó muchos cuentos fantásticos evocadores de la “ghost story” anglosajona, pero con el toque realista de su perspectiva localista. Como adelantábamos “La Carreta Fantasma” usa una leyenda sueca referida a ese carro fantasma del título en ingles. Si alguien muere en la víspera de año nuevo, será condenado a convertirse en el nuevo conductor del carro. Ese parece ser el destino de uno de los borrachos que espera la noche de año nuevo en un siniestro cementerio, el cual comenzará un viaje de pesadilla a bordo del carruaje y se dará cuenta de su mezquindad. Esta trama recuerda mucho al famoso “Cuento de Navidad” de Dickens, pues el personaje de Sjöström también es un ser despreciable que no deja de hacer daño a los suyos, incluyendo a su maltratada esposa y a un amigo que durante el film descubrimos que es el actual conductor del carro maldito. Si unimos esto a la subtrama de su amiga del ejercito de salvación que agoniza en una cama mientras no cesa de decirle a Holm (nombre del protagonista) que vuelva “al buen camino”, no hay duda de que estamos ante un típico cuento moralista de los que han envejecido tan mal hoy en día. Pero a la vez, las increíbles dotes narrativas de Sjöström, casi inauditas para la época en la que se realizó el film, y esas transparencias fantasmales en las apariciones del siniestro cochero, anticipan muchas de las soluciones visuales que embellecerían el cine de terror, aun por nacer. Los recovecos del argumento, como decimos no se caracterizan por su originalidad, pero hay momentos especialmente emocionantes: las escenas de acoso por parte del borracho a su esposa, llenas de violencia irracional (ver el genial momento en que rompe a hachazos una puerta intentando alcanzarla, que inevitablemente recuerda a “El Resplandor” de Kubrick) o la conmovedora relación con la postrada monja, que descubrimos que siente por su “oveja descarriada” algo más que piedad. Todo ello, como decíamos, inserto en un tono lóbrego en el que el horror se deja sentir más en las miserias de una época condenada a crear pobreza y desasosiego en un pueblo azotado por la enfermedad, antes que en las apariciones del fantasma del carruaje.

Pero esas apariciones son, en efecto, memorables. Los tintados azulados entremezclados con el sepia ayudan a dar la impresión de estar ante una pesadilla que bien pudiera haber sido provocada por el delirio de un alcohólico. Las transparencias con las que siempre se nos muestra al siniestro cochero evocan, como decíamos, a los posteriores fantasmas cinematográficos, y en su siniestro viaje a través de la noche veremos episodios llenos de inquietud como esa maravillosa escena del suicida a punto de quitarse la vida en su gabinete. Extrayendo la pistola de un cajón y jugueteando con ella sobre la mesa. Todo ello envuelto en una macabra fotografía que juega a intercalar horror y tranquilidad, sueño y pesadilla. Realidad y fantasía, cuya lucha es, al fin y al cabo, el gran núcleo de lo que se nos cuenta. ¿Será posible la redención para el protagonista?

Como curiosidad, hay que mencionar la admiración que sentía Ingmar Bergman por Sjöström y por este film en concreto, que el laureado director confesó haber visto a la temprana edad de 15 y que seguía revisando todos los años al menos una vez. Esa pasión tuvo un perfecto ejemplo en el año 2000 cuando Bergman estrenó su film “Creadores de Imágenes”, que cuenta la historia del rodaje de “La Carreta Fantasma” a través de la relación entre el director y la escritora del relato original.

lunes, 16 de febrero de 2009

LOS INTRUSOS [The Uninvited] (1944) De Lewis Allen


“No es que haya más fantasmas aquí que en otros lugares. Es solo que los lugareños de esta zona son más conscientes de ellos”

Esta frase forma parte de la evocadora narración que abre “The Uninvited”, a cargo de la voz en off del protagonista Ray Milland. Muestra inaugural de lo que podríamos llamar películas de casa encantada “en serio”, “Los Intrusos” es un estupendo film de horror clásico con toques de suspense que, sin llegar a los niveles de excelencia de films como “The Haunting”, su marchamo moderno –para la época- a la hora de afrontar los fenómenos sobrenaturales que acosan a los personajes, la convierten en una rareza de gran valía. Una joya inédita que en España era casi desconocida hasta que finalmente se recuperó en los tardíos años 90, y que no gozaba de una edición en DVD hasta la aparición del segundo pack de “Grandes Clásicos del Terror” a cargo de L´atelier 13. Una vez que la hemos revisado debidamente, es hora de hablar de ella en esta otra “casa encantada”. La historia sigue a la pareja de hermanos interpretada por Milland y por Ruth Hussey, que deciden instalarse en una hermosa mansión en lo alto de una colina. La casa ha llamado poderosamente su atención mientras paseaban por una bella zona de la costa inglesa a la que llaman “las orillas encantadas”. Tras conseguirla a muy buen precio, a pesar de las habladurías sobre una tragedia ocurrida en el lugar varios años atrás, se instalarán de inmediato. En contra de la voluntad de la hija de la anterior dueña –interpretada por Gail Russell, cuya belleza fue bien explotada por la Paramount en la campaña promocional-, que, aun así, pronto se sentirá atraida por el personaje de Milland. Al mismo tiempo, extraños fenómenos comienzan a perturbar la paz de la silenciosa morada y una misteriosa trama con posibles asesinatos además de posesiones de ultratumba comenzará a desarrollarse.

El proyecto nació como una iniciativa de la Paramount por unirse al terror atmosférico que hoy ya no podemos dejar de unir a los años 40. El germen se encuentra en la novela de título original “Uneasy Frehold” escrita por Dorothy Macardle, historiadora y afín a la causa irlandesa –amiga íntima del mimísimo Eamon de Valera. Una novela de suspense y espectros que se reeditó en America con el título que popularizó la película y que encajaba como un guante en la década que vió nacer los clásicos filmicos de Val Lewton y otras apreciables muestras como “The Woman Who Came Back”. Fue una época en la que se nos regaló el primer intento de hacer horror psicológico serio, alejado de los cánones de la Universal, empeñada en estos años en explotar una y otra vez los monstruos clásicos en secuelas y refritos. Y aun más meritorio es el caso de “Los Intrusos”, pues casi por primera vez en la historia del cine de terror, observamos un intento por acercarse a los verdaderos fenómenos sobrenaturales que se suelen discutir en el polémico campo del esoterismo. Los hechos que comienzan a poner nerviosos a los hermanos tienen su reflejo en la vida real, con una habitación en la casa cuya temperatura es anormalmente fría –que después descubrimos perteneció a la difunta-, o ese perro de la pareja que ladra al vacío y tiene un sexto sentido para los espectros, sin olvidar el misterioso aroma a flores –el perfume favorito de la anterior inquilina- que precede a las apariciones del fantasma.

Más importantes son estas innovaciones si tenemos en cuenta que la verdadera irrupción de la terminología ocultista en los filmes de casa encantada no tendría lugar hasta la adaptación 20 años más tarde de “The Haunting” la novela de Shirley Jackson a cargo de Robert Wise. El espectro en sí es quizás lo más cinematográfico del film, siendo una neblina brumosa con forma humana que se pasea moviéndose de forma inquietante. Parece ser que Allen no tenía intención de mostrarlo en los inicios del proyecto, pero que fue la propia Paramount la que insistió en incluirlo en un caso parecido al de Tourneaur y su monstruo de “La Noche del Demonio”.

Pero como decimos, el valor de esta propuesta se mide en ser el primer film que se toma las casas encantadas con seriedad, ya que las anteriores muestras eran más bien comedias macabras –en las que los fantasmas eran parodiados- o bien eran parte de una trama de suspense en la que los espectros eran una pantomima creada con alguna intención criminal (caso de “El Legado Tenebroso” de Paul Leni). Aquí en cambio aparecen muchísimos elementos posteriormente retomados en el cine de “encantamientos” moderno: Nuevos inquilinos que encuentran una casa anormalmente barata, extraño misterio que la envuelve, fenómenos tenues que poco a poco se convierten en aterradores, espectros que poseen a alguna persona con la intención de cumplir una venganza, incluso la clásica sesión de “quija” para comunicarse con los perturbados espiritus… y no podemos olvidar que “Los Intrusos” incluye un interesante enigma: ¿Es el espectro realmente el de la anterior inquilina y madre del personaje de Russell… o es alguien menos benigno? El misterio evoca la “Rebeca” de Hitchcock en el tema de la presencia femenina que sigue encantando una mansión, aunque en este caso el encantamiento no es solo metafórico.

Los actores están todos impecables en sus papeles y logran darle un toque de ironía inteligente a la historia. Aquí no tenemos secundario gracioso –y abofeteable-, como era la norma en el terror de la época, sino que todos desarrollan el suficiente encanto como para hacer la historia más ligera sin insultar la inteligencia del espectador. La realización de Allen, detallista y atmosférica, nos introduce de lleno en el cuento como si fuéramos uno más de los inquilinos de la mansión, en parte gracias a la estupenda fotografía de Charles Lang (que optó al oscar por ella) y también a la sucesión de imágenes neblinosas, oscuras y llenas de sonidos y susurros perfectamente ubicados para provocar cierto escalofrío en el espectador, a pesar de los años transcurridos desde su estreno. Ejemplos son ese plano de las flores que se marchitan de forma misteriosa, o los terroríficos sollozos del espectro, los cuales sirven tanto para que los personajes hagan un tétrico recorrido por las escaleras de la casa –acrecentando nuestra inquetud-, como para dejar caer alguna muestra de comedia en el personaje de Milland –que primero afirmará no temer al fantasma y que acabará escondiéndose bajo su sábana como si fuera una colegiala al escuchar los lamentos-. Otros momentos destacables son la mencionada sesión de “quija” en la que Stella se descubre como toda una médium al comenzar a hablar con la voz de un fantasma, y en español además (parte de la trama de misterio que no revelaremos), o ese otro momento en el que los acantilados estan a punto de ser la tumba de uno de los personajes poseidos, y que convence a Milland de que las intenciones del espectro son de todo menos buenas.

En suma, una película muy recomendable para todo tipo de aficionados al fantástico-clásico o de cualquier época- y que emocionará en especial a los habituales del horror vetusto, que todos sabemos que nos encanta reunirnos en casas como esta.

miércoles, 11 de febrero de 2009

POE: IMÁGENES RARAS (Y Fin).


Bueno, pues terminamos el especial Poe -nos hemos metido en febrero, contra todo pronóstico- con unas pocas imágenes curiosas de (y relacionadas con) el propio Poe en persona. Algunas no demasiado vistas y por tanto mucho más interesantes, incluyendo algun fake de la época. El gran Edgar Allan no llegó a ver el cinematógrafo, y son escasas las instantáneas o retratos que se conservan, así que todo registro visual del poeta vale quilates. Y sin más les dejo con ellas y les emplazo a seguir proximamente las reseñas de horror clásico habituales en esta, su casa de horrores.

DAGUERROTIPO DE DALY. Usado como modelo para una litografía.


PORTADA DEL BURTON´S GENTLEMAN´S MAGAZINE, DICIEMBRE DE 1839. La revista donde se publicó "La Caida de la Casa Usher" por primera vez.


¿POE EN SU JUVENTUD? Demasiado bueno para ser verdad. Estamos ante un falso daguerrotipo aparecido en 1900 en el periódico británico "The Anglo-Saxon Review" y que vendieron como verdadero a los lectores.


PORTADA DE EL CUERVO EDICIÓN DE 1889. La mítica edición ilustrada por Gustave Doré.


OTRO FALSO DAGUERROTIPO ¿Poe en pose artística con dos desconocidos? No. Una vez más el pie de foto nos hace creer que estamos ante una foto inédita del escritor, de 1850 concretamente. Pero el caballero del bigote es tan desconocido como los otros dos.


MINIATURA PINTADA. Concretamente por J. A. McDougall en 1846, tres años antes de la muerte de Poe.


DAGUERROTIPO DE "THE PLAYERS" El cual se supone que es la última imagen tomada al escritor en vida.


PORTADA DE "WEIRD TALES" El mito reaparece en todas partes y en todas las épocas. Una cubierta de la mítica revista, decana de los "pulps", que incluyó "El Cuervo". Corresponde a septiembre de 1939.

lunes, 9 de febrero de 2009

La "MORELLA" de CORMAN EN COMIC


Nada mejor que un comic "vintage" de Poe que encima adapta a las viñetas el episodio "Morella" del film "Tales Of Terror" de Corman, el cual reseñamos en la anterior entrada. El comic que nos ocupa se publicó en el recopilatorio especial del mismo título del film y pertenece a la colección Movie Classic, número 793. El tebeo fué publicado en 1963 y por supuesto tiene todo el sabor inconfundible de los comic-books de horror de la época. Pinchando en las imágenes podréis leer la historia completa. Fijaos en los esfuerzos del artista -por desgracia desconocido-, por captar el mayor parecido posible en su dibujo de Vincent Price:








Aqui tenéis la gloriosa portada en la que se publicó la historia, con la rediviva Debra Paget recien salida del más alla:


Y como extra, aqui va una página de otro comic aun anterior, Classics Illustrated número 21 (de 1944), que además de incluir una adaptación viñetera de "Los Crimenes de la Calle Morgue", completó el especial con esta biografía -ilustrada con parquedad- del genio de Boston:



Todo ello cortesía del magnífico blog de tebeos de horror clásico THE HORRORS OF IT ALL. Ni que decir tiene que recomendadísima su visita.

sábado, 7 de febrero de 2009

“HISTORIAS DE TERROR” [Tales Of Terror] (1962) De Roger Corman


Podríamos haber elegido cualquiera de las memorables adaptaciones de Poe del gran Roger Corman, sin duda el ciclo cinematográfico más clásico dedicado al escritor de Boston. Dado que ya hablamos de algunas gemas de esta saga, como “La Caida de la Casa Usher” o “El Péndulo de la Muerte”, por ejemplo, vamos a hincarle el diente a una de las que no habíamos mencionado aun. “Historias de Terror” es el cuarto de estos clásicos films y cuenta de nuevo con un inteligente guión de nuestro adorado Richard Matheson, además de la inevitable presencia de Vincent Price como maestro de ceremonias “en off” y protagonista de los tres relatos adaptados. En efecto, en esta ocasión Corman decidió hacer un film de tres episodios que reflejaran otros tantos cuentos de Poe. Podríamos pensar que al tratarse de tres cuentos separados en la misma película, Matheson habría sido más conciso en su adaptación y no hubiera necesitado –como en otros guiones del ciclo Poe- estirar las tramas o mezclarlas con otros relatos para poder alargar la duración de las historias. Pero pronto descubrimos que no es así. Matheson y Corman vuelven a añadir numerosos cambios a los relatos y mezclan de nuevo varios cuentos de Poe en uno. El resultado es un film divertido y terrorífico a la vez, con algunas escenas geniales y unas interpretaciones tan lujosas como es habitual en esta saga.

Otra de las razones por la que hemos elegido “Tales Of Terror” es para compararla con la anterior “Obras Maestras del Terror” de los dos Narciso Ibáñez, que reseñamos en una entrada anterior. Resulta curiosísimo constatar las similitudes entre ambas películas, a pesar de pertenecer a diferentes cinematografías, pues las dos adaptan tres relatos de Poe –dos de ellos de hecho se repiten en ambos films, “El Caso del Señor Valdemar” y “El Barril de Amontillado”-, las dos cuentan con un actor-estrella que es el protagonista de las tres historias y que desarrolla tres personajes muy distintos en cada una, de hecho mucha gente podría comparar a Narciso Ibáñez Menta y a Vincent Price, siendo ambos actores versátiles provenientes del teatro y que realizaron grandes interpretaciones en el género fantástico. Y quizás lo más obvio serían algunos detalles de guión que se repiten en los dos films, siendo especialmente notable alguna sub-trama que Corman parece haber robado a Ibáñez Serrador. En efecto el film argentino es anterior en dos años al de la American International Pictures, y parece ser que tuvo algo de distribución en America. ¿Pudo Roger Corman haber tenido acceso a una copia e inspirarse en algunos puntos del guión de Serrador? Nunca lo sabremos y tampoco importa –esta claro que Corman tenía su propio sello y estilo a la hora de adaptar a Poe, y este film es una perfecta muestra del mismo-, pero hablaremos de algunas otras similitudes a lo largo de este artículo.

Arranca la película con “Morella”, que es a su vez una mezcla de “Lenora”, “Ligeia” y la propia “Morella”. Normalmente considerada la más floja de esta trilogía –sin duda por su apresurada resolución-, yo en cambio opino que es estupenda, ya que reune todos los conceptos propios de las adaptaciones de Corman en una trama concisa y directa, llena de lugares comunes pero también de escalofríos memorables. Con un Vincent Price recreando su clásico papel de aristócrata amargado y al borde de la locura, cuya paz es perturbada por la visita de su hija, a la cual considera culpable de la muerte de su esposa (“Morella, tu asesina ha vuelto” le dice a un cuadro de su fallecida mujer). El ambiente es tétrico y la escenografía vuelve a meternos en situación con pocos elementos, ya que nunca la serie B ha lucido mejor que en los castillos llenos de telarañas de Corman. Tenemos una venganza del espectro de Morella, la cual posee el cuerpo de su hija –tras recorrer la casa en forma vaporosa-y precipita el desenlace, en el cual no faltan las llamas purificadoras.

“El Gato Negro” ocupa el mayor metraje del film y es, en mi opinión, el episodio que menos luce. A pesar de su ironía, no siempre bien colocada eso sí, y del protagonismo de Peter Lorre en un divertido papel, al final el humor grueso y facilón acaba dominando la historia; vulgarizando el poderoso concepto del cuento original, que es mezclado con “El Barril de Amontillado” en una asociación de tramas ingeniosa, pero de poco provecho. Lorre y Price luchan a ver quien bebe más en un duelo de catas de vino donde descubrimos lo bien que se lo pasaron los actores en su exagerada gestualidad-especial mención merecen los amanerados guiños de Price, que basó su interpretación en la de un cómico, Ernie Kovacs, cuyo personaje Percy parodiaba con sorna a los artistas relamidos-. En esta historia es donde vemos el mayor parecido entre el film y el anterior “Obras Maestras del Terror” de la familia Ibáñez. Corman también usa un asunto de celos para justificar el emparedamiento de Fortunato, e incluso Lorre sepulta a Price junto al cadáver de su esposa, al igual que hacía Narciso Ibáñez Menta en el film argentino. Los parecidos acaban ahí, pues la previa versión hispana es, en mi opinión, altamente superior a este “sketch”, que incluye además una de las secuencias oníricas más simples de la carrera de Corman: los fantasmas de Price y de la mujer de Lorre, atormentando a este último y jugando a la pelota con su cabeza cortada. Nada que ver con las psicodélicas y trabajadas escenas de sueño en las anteriores adaptaciones de Poe a cargo de Corman.

Termina la película con otro fragmento del que también se rodó versión en “Obras Maestras del Terror”: “El Extraño Caso del Señor Valdemar”. De nuevo Vincent Price llevando el peso de la trama, como el Valdemar del título, al que acompaña en esta ocasión un maligno Basil Rathbone en el papel de hipnotizador. Y de nuevo un segmento atmosférico lleno de encanto, el cual nos presenta de nuevo una trama de celos, ya que Corman convierte al hipnotizador en un personaje sin escrúpulos deseoso de casarse con la esposa del señor Valdemar. De hecho, el afán científico por “suspender” la muerte del susodicho mediante la hipnosis, queda en segundo plano al darle más importancia a la posesión de su esposa. Al final tendremos la habitual descomposición del cadáver “en vida” de Valdemar, no sin que antes se haya levantado para atacar a su torturador cual “zombie” vengativo.

Un final efectista que no empaña un relato bien dirigido y excelentemente interpretado, como es habitual. En general las tres historias son entretenidas y en todas hay hallazgos de mérito, aunque no todas sean perfectas. Tan solo por el habitual mimo de Roger Corman a la hora de llevar a cabo estas producciones y por el genial concurso de unos actores de fuste, ya vale la pena disfrutar una y otra vez de estas “Historias de Terror”, que no dejan de tener el sabor a Poe por todos sus poros.

En la próxima entrada tendremos una sorpresita relacionada con este estupendo film.


jueves, 5 de febrero de 2009

[POE Y PRICE] Duo Dinámico


Aunque Vincent Price se valiera en cualquier papel y demostrara su maestría en todo tipo de campos (drama, comedia, ciencia-ficción…), es como intérprete de terror que alcanzó la gloria que tan merecidamente disfruta. Su carrera siempre estuvo ligada a las películas de Roger Corman sobre Edgar Allan Poe, que no eran fieles adaptaciones de las historias del inmortal escritor americano, pero que sabía plasmar la atmósfera de dichos relatos y reflejar toda la complejidad psicológica que impregnaba la literatura Poeiana.

Desde luego no podemos decir que la vida de estas dos personas fuera paralela, precisamente. Edgar Poe nunca tuvo suerte en la vida. Continuamente condenado a que toda la belleza que le rodeaba (sus mujeres, su incipiente carrera como laureado poeta) se le escapara de las manos por la enfermedad y el maldito azar, su biografía es un mapa de tragedias y frustración. Sus relatos son verdaderas obras maestras sobre el miedo más terrorífico de todos, el misterio más enigmático de la existencia: la mente humana. Sus obsesiones sobre la locura, la necrofilia, el asesinato son un tapiz memorable que refleja la cara más retorcida de la vida. Esa falta de paz y sosiego que el desgraciado escritor siempre sufrió.

Y Vincent Price se convirtió en los años sesenta en el mejor portador del rostro angustioso de aquellas historias. Todos esos elementos se encuentran presentes en sus escalofriantes interpretaciones: esa mirada que no sabemos si expresa perversión o debilidad, esa presencia a la vez triste e inquietante. Psicopatía, fragilidad, bien y mal todo en uno. El actor nos regaló retratos desasosegante sobre la débil línea entre locura y cordura: “La Tumba de Ligeia”, “La Caida de la Casa Usher” , “El Péndulo de la Muerte” ; sobre la cara más absurda y divertida de la vida (también presente en Poe): “El Cuervo” ; o sobre el mal absoluto: “La Máscara de la Muerte Roja”.

Poe y Price. Dos individuos a los que la legenda cinematográfica unió ya para siempre. Escuchad la narración en VO del corto “Vincent” de Tim Burton. En ella el señor Price repasa todos sus grandes momentos como actor y se rinde tanto un auto-homenaje a su imprescindible carrera, como un tributo más a la obra del gran escritor, de cuya mente surgieron todas aquellas obras maestras imperecederas. Sin duda dos genios en sus respectivos campos.

Aqui podéis disfrutar de una representación del poema "El Cuervo" a cargo del señor Price (con subtítulos en castellano):


miércoles, 4 de febrero de 2009

OBRAS MAESTRAS DEL TERROR (1960) De Enrique Carreras


La primera adaptación de renombre en lengua española sobre la obra de Poe, no podía venir más que de Narciso Ibáñez Serrador y su legendario padre Narciso Ibáñez Menta, ya que ambos fueron de los pioneros en introducir el horror como género en el mercado hispano. Este absorbente film, imperfecto en algunos momentos pero rabiosamente fascinante en su mayoría, surgió en primera instancia como una versión cinematográfica de la serie del mismo nombre que ambos artistas, padre e hijo, llevaban realizando en Argentina con el mismo título. El éxito propició su realización, permitiendo a Serrador perfeccionar tres adaptaciones de Eggar Poe que ya había llevado a cabo en dicha serie y que más adelante volvería a revisar en España dentro de sus “Historias Para No Dormir”, en algunos casos con otros actores y ambiente, pero con los mismos guiones. Serrador es acreditado como Luis Peñafiel en el guión y en este film se desdobla, ejerciendo también de intérprete, pues le vemos en un papel muy agradecido en el episodio final. No obstante y como no podía ser de otra forma, Ibáñez Menta se lleva el protagonismo absoluto de los tres cuentos, demostrando su amplitud de registros -y su habilidad para el maquillaje-, en tres roles muy diferenciados.

Es una pena que esta película haya permanecido inédita en nuestro país hasta noviembre del año pasado, en que fue al fin recuperada en un festival salmantino y después gozosamente editada en DVD. La importancia histórica del film es incalculable, siendo el germen de las maravillosas “Historias Para No Dormir” y uno de los escasos documentos que quedan de la labor en Argentina de Ibáñez Menta. En cuanto a la trama en sí, una débil línea argumental –una criada que lee un libro con los tres cuentos-, nos introduce en la recreación personalísima de tres joyas del genio de Boston. “El Caso del Señor Valdemar” es quizás una de las más fieles al original literario, en la que Menta interpreta a aquel hipnotizador que jugó a detener a la muerte en el cuerpo de uno de sus discípulos, condenándolo a una muerte en vida mucho más horrible. Algunos de los aportes de la adaptación se refieren a las actividades del magnetizador en un manicomio, virtuosamente rodadas por un Carreras que sabe dar el toque de tenebrismo y agilidad necesarios para levantar la historia. De hecho, ¿Fue Carreras realmente el director? Hay rumores de que Menta y Serrador pudieran haber sido los verdaderos artífices también detrás de las cámaras. La verdad nunca la sabremos, pero yo opino que, si no fueron ellos los directores, es evidente que tenían las cosas más que claras como para influir de forma amplia en las decisiones del verdadero realizador. Además, la posterior versión de este mismo libreto en “Historias Para No Dormir” no difiere en exceso de lo que se nos presenta en “Obras Maestras del Terror”, salvo quizás en un toque aun más teatral.

La versión de “El Tonel de Amontillado” es quizás la que más libertades se toma con respecto al cuento original, o más bien habría que decir que se trata de un buen enriquecimiento de la trama. Nunca sabemos en la historia de Poe cual fue la culpa del emparedado Montresor que le hiciera merecer tan horrible destino, pero Serrador desarrolla un argumento de celos y adulterio –de raiz muy pulp y de comic al estilo EC-, como verdadero motor de la espantosa historia del “…Amontillado”. Ibáñez Menta vuelve a estar espléndido en su papel del triste y a la vez implacable viñatero cuyo matrimonio es sacudido por la visita de un buhonero interpretado por Carlos Estrada. Parece ser que Estrada demandó a la productora porque según su contrato, su nombre debería haber aparecido como de estrella absoluta en el reparto. Y siguiendo con los actores, hay que decir que en la posterior versión de “Historias Para No Dormir”, Antonio Casas sustituye a Ibáñez Menta en el papel del viñatero y realiza una interpretación magnífica, que en mi opinión nada tiene que envidiar a la de un gigante como su predecesor.

Cierra la película “El Corazón Delator” que contiene algunos de los elementos más apreciables de toda la función. En primer lugar tenemos de nuevo a un soberbio Ibáñez Menta, que desarrolla en esta ocasión un rol mucho más caricaturesco sin dejar de lado la inquietud ni el carisma tenebroso que require. El arisco relojero es una puesta al día del no muy desarrollado “Viejo”, al que alude Poe en su relato –ojo de cristal incluido-, pero a la vez toma prestado muchos elementos de varios personajes “Dickensianos”, especialmente el Fagin de “Oliver Twist” y, sobre todo, el tacaño Scrooge de “Cuento de Navidad”. A su lado, el propio Ibáñez Serrador interpretará a su sobrino, un joven amable y generoso que regresa junto a su tío tras haber estado mucho tiempo ausente, y que al final guarda muchas sorpresas inesperadas que desembocarán en el fúnebre final de la pieza. Es quizás las más lóbrega de todas ellas y por eso la realización carga las tintas en los claroscuros y las sombras que se mueven por una casa en la que no paran de oírse los inquietantes relojes. Es de destacar como Ibáñez Serrador aprueba con nota en un papel que podría habérsele escapado de las manos. Y otra curiosidad concierne a uno de los elementos del misterio que incluye la trama. Sin querer incluir “spoilers”, es curiosa la inclusión de un personaje perturbado que se dedica a corregir las “imperfecciones” de la naturaleza. Un guiño que a mi siempre me ha recordado al asesino de “La Escalera de Caracol”, ese magnífico film de suspense con toques terroríficos.

En definitiva un episodio redondo y que sirve de perfecto climax a un film imprescindible para fans de dos maestros del terror hispano y para todos los quieran dejarse llevar por algunas de las mejores adaptaciones de Poe jamás realizadas. Dos años después, Roger Corman realizó "Historias de Terror", también con tres cuentos de Poe y que sospechosamente guarda cierto parecido con el film que nos ocupa. De todo ello hablaremos en una próxima entrada.