El proyecto de llevar al conde transilvano al terreno de la Hammer comenzó, ya lo hemos recordado, como un intento de seguir explotando el filón de los monstruos heredados de la Universal. Su versión de “Frankenstein”, fue sin duda fue la primera por una obvia razón: El monstruo de Mary Shelley contaba con las simpatías del público mucho más que Drácula, ya que aquel fue el protagonista de la saga más exitosa de la Universal. Ello se tradujo en que fuera mucho más cuidada que la del vampiro de Stoker, que contó con secuelas excelentes (como “La Hija de Drácula”), pero dubitativas. Como si la productora no supiera muy bien que enfoque darle al personaje para que continuara brillando, y es sintomático el hecho de que Boris Karloff se convirtiera en un actor respetado -verdadera estrella del terror- mientras que Bela Lugosi fuera ninguneado por crítica y público, acabando sus días en una bochornosa espiral de películas mediocres.
Sin embargo, quizás era el momento de intentar resucitar –nunca mejor dicho- al rey de los vampiros, y para ello nada mejor que contar de nuevo con el equipo que convirtió “La Maldición de Frankenstein” en el taquillazo que la Hammer deseaba desde hacía tiempo. El productor James Carreras dio pronta luz verde al proyecto y el guionista Jimmy Sangster –cuyo caché había aumentado en el estudio tras el bombazo de su “Frankenstein”- comenzó a redactar un guión de curiosa procedencia. Se dice que a pesar de que la Hammer contaba con el nombre y derechos de los monstruos que la Universal popularizara, los herederos de Stoker no cedieron entre los beneficios la posibilidad de traspasar esos derechos a otra productora, por lo que es muy posible que Sangster se dedicara a crear un argumento totalmente desde cero, prescindiendo de elementos tan importantes como el demente Renfield y desarrollando otros conceptos como el del nuevo Van Helsing, aquí convertido en un héroe de acción mucho más juvenil que el anciano venerable de la novela y que personificó Edward Van Sloan en los años 30. Con amplios guiños tanto al libro como al film de Tod Browning, pero con un aire totalmente renovador y muy inmerso en la época en que fue concebido –sobre todo en el ambiente colorista y en la pulsión sexual-, a pesar de suponer también, en muchos aspectos, una vuelta a las raíces del mito.
Fisher con la pequeña Janine Faye en el rodaje de "Dracula"
Tras dirigir unos meritorios thrillers y llevar a la Hammer al esplendor económico que comenzó a vivir a finales de los años 50, el señor Terence Fisher fue la elección más obvia para llevar el gótico encanto del vampirismo a un nuevo nivel. Como curiosidad, hay que recordar que el director no había visto el “Drácula” de Tod Browning hasta mucho tiempo después de haber rodado su versión, lo cual sin duda contribuyó a lo espontáneo y rupturista de su propuesta. Todo el mundo que conociera al Conde quedaría maravillado, pero a la vez las nuevas generaciones encontrarían excitante de nuevo a un personaje que parecía haberse quedado acartonado en el estereotipo elegante de Lugosi. El mundo de blanco y negro de la Universal se olvidaba a favor de un afiladísimo tecnicolor y una fotografía llena de cromatismo imperecedero (cortesía de Jack Asher), iluminando un diseño de producción que no desentonaría en cualquier serie A de la época. De hecho, los variados y lujosos decorados concebidos por Bernard Robinson son modélicos en su sencillez y efectividad. La escalera por la que desciende el Conde en su primera aparición, el ornamentado decadentismo de la biblioteca y salones del castillo, así como la sugerente atmósfera neblinosa del cementerio, se conjugan en un elegante todo de singular belleza.
El equipo comenzó a trabajar el 11 de noviembre de 1957 en los estudios de Bray (Berkshire), que era un emplazamiento habitual de trabajo para la familia Hammer, y terminaron el film el 3 de enero del 58, con vistas a un proceso de post-producción y pases previos que concluiría en el estreno oficial del film en mayo de ese mismo año. Concretamente los americanos fueron los primeros en disfrutarla, el día 8, mientras que los ingleses la recibieron dos semanas después, el 22. Y una semana después el film invadió Broadway. Y todo esto tras un férreo proceso de pulido que pudiera dejarla lista para pasar la censura. Sobre si los responsables sabían que habían facturado un clásico de la historia del cine o no, es algo sobre lo que solo podemos especular.
lunes, 19 de mayo de 2008
"DRACULA" 50 Aniversario I: EL COMIENZO
Publicado por Igor Von Slaughterstein en 17:17
Etiquetas: Artículos De Ultratumba
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2 “Gooble gobble, one of us!”:
Grande efemérides, y magnífica celebración la suya, mayordomo infernal!
Yo era muy niño cuando me iba hacia los salesianos y me encontré en una pared el póster de "Drácula" de Terence Fisher. Quedé impactado por vida. En 1976 conocí a Fisher en Sitges, en 1986 a Christopher Lee, Michael Carreras y Roy Ward Baker.
Fueron encuentros inolvidables.
http://condeestruch.blogspot.com/
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