¿Recordais “Suspense”? Pues aquí tenemos otro título español aun más repugnante, porque encima desvela el misterio de la trama del film. El original “Rosemary´s baby” (titulo también de la novela de Ira Levin en que está basado) no daba ninguna pista sobre lo que nos íbamos a encontrar durante el metraje y mucho menos con ese final. Pero vayamos por partes.
El éxito en Estados Unidos de las películas europeas del cineasta Roman Polanski le dio la oportunidad de realizar su primera película americana. Polanski eligió adaptar la terrorífica novela de Levin al comprobar que sería facil de enmarcar en su particular estilo de hacer cine (se han comparado “La Semilla…” y “Repulsión”, y lo cierto es que amban comparten atmósfera malsana y el punto de vista de una mujer) y sin duda el material de base era lo suficientemente atractivo como para realizar una buena película de “atmósfera” como a Polanski le gustaba. William Castle, legendario director de cine de terror y serie B (del que hablaremos mucho por aquí) produjo la película. La obra original se inspiró en la fama del edificio Dakota de lugar maldito y que atraía la mala suerte, asunto que también impregnó la película y que daría para varias entradas. Tan solo comentar que se cuentan historias de la aparición de una niña con ropas del siglo XIX, que William Castle recibió amenazas de muerte que le llegaron a provocar ataques de ansiedad. Además de los, por desgracia, muy reales fallecimientos de Sharon Tate, esposa de Polanski, que fue asesinada por los seguidores satánicos de Charles Manson poco después del estreno del film, y de John Lennon que fué tiroteado a su vez en la misma puerta del edificio.
En él trascurre la historia del embarazo de Rosemary (excelente Mia Farrow), que tras mudarse con su marido (el director John Cassavetes, pionero del cine independiente) al edificio en cuestión comienza a sentir una atmósfera cada vez más enrarecida y malsana. El suicidio de una amigable vecina será solo una de las muchas situaciones extrañas que Rosemary comenzará a vivir en su nuevo hogar, culminando en un sueño muy realista en el que sufre una violación del mismísimo demonio. Tras despertar llena de arañazos no tardará en descubrir que está embarazada y que una red de satanistas, tan normales y por tanto aterradores como el Karswell de “La Noche del Demonio”, habita el siniestro edificio. Como curiosidad, comentar que otra de las leyendas negras del film concierne a la comentada escena onírica. Se dice que el demonio está interpretado por el mismísimo Antón Szandor La Vey, fundador de la primera y única iglesia satánica aceptada legalmente, con sede en San Francisco. Uno de esos rumores que corren como la pólvora a pesar de ser totalmente falso, ya que el actor Clay Tanner fué quien se puso la máscara del príncipe de las tinieblas.
La clave de la fuerza del film, reside en lo magníficamente que se inserta lo sobrenatural en un entorno cotidiano. La tonalidad de la fotografía, tan luminosa como siniestra, no hace sino acrecentar la inquietud de unos eventos terribles que podrían haber sucedido justo al lado de nuestra casa. Respecto a la trama, es digno de mención el hecho de que nos encontramos ante una de las adaptaciones más fieles jamás hechas, aunque eso tiene una curiosa explicación. Según Levin, Polanski adaptó tan fielmente su relato porque era un realizador joven y se enfrentaba a su primera adaptación fílmica: "Creo que no sabía que estaba permitido (¡Que es casi obligatorio!) hacer cambios". Eso ocasíonó que el director adoptara un puntilloso detallismo a la hora de poner la novela en imágenes, respetando el color de la ropa que llevan los personajes e incluso consultando a Levin sobre aspectos nimios: "Recuerdo que me llamó desde Hollywood para preguntarme en que número de "The New Yorker" había visto Guy el anuncio de la camisa. Con gran disgusto tuve que admitir que me lo había inventado; había asumido que cualquier número de esa revista llevaría algún anuncio de camisas bonitas. Pero el número correspondiente a la escena, lo desconocía".
Una vez más, el miedo es más sugerido que explícito. Como queda claro en la inolvidable escena final, en la que sin sangre, sin monstruos ni ningún tipo de artificio, Polanski consigue ponernos los pelos de punta. Un plano definitorio de lo que significa infundir el genuino escalofrío, tan olvidado ya en estos días. Es “La Semilla del Diablo” una de esas películas que tras conseguir meter el miedo en el cuerpo del espectador, éste no deja de sentirlo hasta mucho tiempo después de haberla visto.
Y es por tanto lógico, que algunos críticos se refieran a ella como la mejor película de terror de todos los tiempos.
viernes, 16 de mayo de 2008
LA SEMILLA DEL DIABLO (1968) De Roman Polanski
Publicado por Igor Von Slaughterstein en 2:44
Etiquetas: Reseñas Fantasmagóricas
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3 “Gooble gobble, one of us!”:
Lo de los títulos, es como para fusilar a alguien. Hace poco comentaba en el blog de atomic otra estupenda película, "Seconds" con un título español de juzgado de guardia : "Plan diabólico".
La de Polanski es una grandísima película.
Un saludo.
Junto a "El Exorcista" y "La profecía", la santísima trinidad de lo satánico (aunque suene a blasfemia). Peliculón inmenso. Tiene una serie de imágenes terriblemente perturbadoras.
Y la novela, que leí no hace demasiado, me gustó más de lo que esperaba. No llega a la altura de la adaptación de Polanski, pero está muy bien.
Poco se puede decir de esta pelìcula, la verdad. No se ni la de veces que la he visto, y recuerdo que cuando me comprè el Dvd y vi las dos escenas cortadas en al versiòn española lo flipè porque son importantes¡¡
PAra mi junto a El exorcista, La profecia y Al final de la escalera las màs grandes del terror comercial, sin ningùn tipo de duda.
Y el akelarre final..buff¡¡¡ de pequeño me acojonò cosa mala..XDD
Saludos¡¡
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